3 profundas reflexiones acerca del sueño (ahora que lo perdí)

Sueño, te subestimé, simplemente…no te valoré y en estas noches donde no estás, es que reflexiono sobre tu ausencia, llegando a 3 conclusiones al respecto:

1-No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes: Así es sueño, creo nunca te di un lugar privilegiado en mi vida, en mi más tierna infancia no me importaste en lo más mínimo y yo era esa guagua que no dormía, que podía dar función toda la noche y que realmente cuestionó en más de alguna ocasión el amor que mis padres sentían hacia mi. En mi niñez tampoco fuiste algo valioso, con cuatro o cinco horas yo estaba descansada y más que nada, creo que para mi había mucho que hacer y no había que andar el tiempo durmiendo.

Ya en mi adolescencia y juventud algo de relevancia tuviste pero sólo porque la noche comenzó a volverse MUY entretenida era que necesitaba ocupar algunas mañanas y tardes en usarte para poder tener energía para salir, ver películas, irme de parranda o perder ociosamente el tiempo. (Ocio, déjame decirte que hoy siento que también no te valoré en su momento y por ello te pido sinceras disculpas y espero que algún día podamos volver a estar juntos).

Y hoy, con dos niños, dos guaguas en realidad, me pregunto qué pasó con nuestra relación, porqué no me acompañas en mis momentos de soledad en la inmensidad de la noche, porqué no me das el descanso que necesito para comenzar otro día y porqué, porqué sueño no llegas cuando tienes que llegar y no cuando nadie te lo ha pedido, lo que me lleva a la segunda reflexión:

2-Nunca se pueden hacer tratos o arreglos con el sueño: Así es, por más que quiera, cuando he logrado acostarme temprano, cuando he logrado hacer que la casa esté en paz a un horario decente, todo en calma, silencio absoluto, apagando (en contra de mi voluntad) todo aparato electrónico, entonces resulta ser que tú sueño nada que llegas y comienzo así una danza de vuelta y vuelta en la cama, tratando de tomar la “posición perfecta” para dormirme y nada! Pero claro, cuando los niños están despiertos a las 7 ahí si que te haces presente y apenas puedo mantenerme levantada, ahí es cuando brillas sueño, brillas en gloria y majestad o cuando tengo que trabajar hasta tarde, porque durante el día tengo a dos monitos colgados de mi cuello y es imposible, ahí cuando tengo que estar creativa y productiva, te presentas tan pesado e imponente.

Sí, ya me quedó claro que contigo no puedo hacer tratos. Menos cuando tengo a un niño despierto en la noche por la razón que sea, peor cuando es porque el pequeño en cuestión no está enfermo, sino que simplemente no puede quedarse dormido, ahí es terrible porque uno tiene que tratar, intentar estar alerta hasta que el retoño se duerma, aunque muchas veces eso no pasa y junto a su padre hemos terminado desarrollando la habilidad de dormir con los ojos abiertos. Se puede padres, se puede.

3- Eres imprescindible, pero he aprendido a vivir con poco:Ya tengo claro que nunca más volveré a dormir 8 o 12 horas diarias, eso es una utopía, y en el camino a esta observación he descubierto que desde que tengo hijos puedo dormir increíble unas sólidas 4 horas y luego a intervalos completar unas 6 o 7 y con eso el cielo, el nirvana y el paraíso se consideran ganados para mi. Mi madre siempre decía que dormía peor cuando yo era adolescente, pero no creo, yo pienso que la peor etapa es ahora con niños tan chicos pero quién sabe, probablemente cuando mis hijos sean grandes pensaré en todas las tonteras que hice de joven y ahí si que definitivamente no duerma nada, nunca más.

Relacionados