Por: - Marzo 13th, 2017 - Sin Comentarios »

5 malos hábitos que tenemos que dejar de lado como mamás

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Como personas, todas tenemos algunas conductas o acciones a repetición que de forma consciente vamos realizando día a día y que sabemos bien, pueden no ser beneficiosos para nuestra salud, para nuestra tranquilidad mental, vida social, de pareja o a modo personal. Somos adultas y lo tenemos claro, no obstante, al convertirnos en madres, incorporamos otra dimensión a estos hábitos y que son particularmente “hábitos o costumbres de mamá” y que sin darnos cuenta, puede complejizar en un futuro no muy lejano, la relación con nuestros hijos, pareja o entorno social.

Acá una selección de los 5 malos hábitos más recurrentes y qué hacer para comenzar a modificarlos:


1. Sentir que se está fallando todos los días, ser mártir de la maternidad.
Las redes sociales quizás nos están mal acostumbrando a quejarnos por todo o estar constantemente leyendo a todo el mundo quejarse por…TODO. Es como que si realmente ya no hubiese nada bueno que destacar de la maternidad, incluso desde que estamos embarazadas, nos quejamos o reclamamos todo el tiempo haciendo ver que el embarazo es casi una enfermedad de la que “nos vamos a mejorar”, cuando es ¡todo lo contrario! Especialmente si tu embarazo va perfecto y sin contratiempos.

Y también pasa que se nos van muchas horas sintiendo que lo hacemos pésimo y que somos la peor versión de una madre y nos quejamos y quejamos y al final terminamos con un “pero aún así, no lo cambiaría por nada”. Yo caí en esto cuando nació mi segunda hija y durante un tiempo estuvo muy caótica mi maternidad, pero llegó un momento en que me di cuenta de que el resumen del día eran más quejas que alegrías y aunque me costó, he ido cambiando el foco, y ciertamente, ha variado mi forma de tomar el día a día de mamá.

2. Juzgar y criticar a otros padres.
En esto, nadie está libre de culpa, todas alguna vez hemos juzgado o criticado la crianza y forma de llevar la parentalidad de padres o madres y eso a veces impide que la mirada se vuelva hacia nosotros como padres y veamos en qué vamos nosotros, porque acá todos tenemos “tejado de vidrio”. Un buen ejercicio en este caso es alejarnos de quienes están permanentemente criticando otras formas de crianza (Y eso incluye las redes sociales) Y ser más tolerantes, aceptar que la crianza y las formas de ser padres pueden ser muchas y que lo más importante es que los niños crezcan felices y contenidos.

3. Hablar mal de una misma (Y también, hablar mal de las personas que tú hijo o hijos conocen y quieren) Acá suceden dos cosas, la primera es que al estar constantemente auto criticándonos, sin que lo notemos, nuestros niños van escuchando todo esto y el ejemplo va quedando muy lejos de ser algo positivo. Lo mismo pasa cuando hablamos mal de personas que ellos quieren. Si es algo que sabes que estás haciendo, piensa en que sí tu hijo construye y aprende todos los días de su entorno y de ti, ¿qué aprenderá de su mamá y de otras personas que quiere si lo único que escucha son cosas malas?

4. No pedir ayuda, no incluir a otros en la crianza o el día a día de tu maternidad. Creernos el cuento de la súper mamá o que “yo lo hago mejor sola”, además de complicar más de lo necesario nuestra maternidad, juega en contra de los niños, en quienes precisamente, ponemos todas las energías para hacer todo bien, entonces, dejar que otras personas nos ayuden es también hacer de la crianza y el bienestar de los hijos algo positivo para todos, tú porque así no tienes que dividirte en mil partes y andar corriendo para todos lados o abrumada por todas las cosas que hacer en la casa/trabajo/vida y tu hijo o hijos porque estarán tranquilos, con todas sus necesidades cubiertas y felices compartiendo con una abuelita, tíos o personas de confianza. Finalmente es ganancia para todos.

5. No saber desconectarse. (Y crear con ello falsos tiempos de calidad con los hijos).
Esta escena puede resultarte familiar:

“¡Niños vamos a ver una película!” Y a dos minutos de comenzada la película, tomas tu teléfono y empiezas a ver las redes sociales o a ver mails del trabajo. Eso, no es- y lo sabes- un tiempo de calidad con tus hijos. Por eso, mejor hacer el ejercicio consciente de desconectarte – pero en serio- cuando crees, también de forma consciente, momentos de calidad con tus niños.

Todo va acá en hacer todo con un propósito y hacer también, una cosa a la vez, por una vez al día, solo una cosa a la vez. Verás que se notará la diferencia y sentirás una sensación muy rica de sentir que estás en el momento presente y disfrutando.

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