Por: - Mayo 1st, 2016 - Sin Comentarios »

7 cosas que mi madre y otras madres cercanas me han enseñado sobre la maternidad

Mi madre, además de ser la figura más importante en mi vida como referente no solo en temas de maternidad, sino que también como persona y profesional, me ha enseñado acerca de aspectos claves para no “perderme” en esta aventura de la maternidad. Asimismo, debo reconocer que otras figuras maternales cercanas a mi, tales como mi suegra, mi cuñada y amigas, también me han guiado muchísimo en este camino de ser mamá, por eso, cercano a celebrar el día de la madre, nuestro día, quiero hacer un pequeño reconocimiento y agradecerles a todas por la ayuda que siempre me han brindado y por el camino que me han mostrado sobre la maternidad. Acá el listado:

1. Ser feliz para hacer felices a tus hijos. “If mom ain´t happy, nobody is happy”, dice un dicho muy conocido en inglés que en su traducción más simple es “si la mamá no está feliz, nadie está feliz”. Busca tu felicidad porque en ella estará la felicidad de tus hijos, ese siempre ha sido el consejo de mi madre que con su experiencia aprendió que era lo más importante.

2. Seguir con tus sueños de realización profesional o de emprendimiento. No renunciar a ellos. Yo personalmente saqué una tesis de magíster embarazada de mi segundo hijo y tuve todo el apoyo de mi mamá para terminar esa etapa y el día en que me titulé escuché más fuerte que ningún otro aplauso su aplauso. Hoy ella y todas las otras madres que me rodean me apoyan en mis sueños profesionales así como también yo las apoyo a ellas porque sea lo que sea que emprendas o que busques, todo será un ejemplo para tus hijos y ellos son los primeros que te estarán mirando.

Ellas me han enseñado que la gente siempre, siempre, va a tener una opinión y que depende de ti escucharla o no, seguirla o no, alejarse de aquellas personas que nada bueno aportan a tu maternidad.

3. No dejarse de lado en el aspecto físico y emocional. Nunca, cuidarse, quererse, el auto cuidado que le llaman, ante todo, cuidarse primero una para luego cuidar de tus hijos.

4. Escuchar el instinto, hacer oídos sordos y ojos ciegos ante la crítica o consejos que están demás. Acá agradezco a las más experimentadas de mi “village”, mi madre y mi suegra. Ellas me han enseñado que la gente siempre, siempre, va a tener una opinión y que depende de ti escucharla o no, seguirla o no, alejarse de aquellas personas que nada bueno aportan a tu maternidad, que se creen superiores a ti o que sienten que tienen la “fórmula” perfecta para criar, porque no es así, si la tuvieran todo sería perfecto, pero el mundo no está hecho de personas perfectas.

5. Buscar siempre las instancias de unión con la pareja. Mi matrimonio es la base de la familia, mis hijos son el resultado de un buen matrimonio y una buena relación de pareja, la que por supuesto, tiene, como todas, sus altos y bajos. En ese sentido, mi mamá siempre me invita a que salgamos con mi marido a comer, al cine o cualquier panorama para estar juntos los dos. Todavía recuerdo un día, no hace mucho, en que sin que ella se diera cuenta, la escuché decirle a mi hijo mayor, que no quería que saliéramos, una frase muy linda: “los papás necesitan reencontrarse para conversar sobre ellos y ustedes un ratito, eso los hace felices y a ti también te hará muy feliz mañana”. Y así fue.

6. Pedir ayuda, la maternidad no es un sacrificio, ni una martirización o apostolado. Las madres más “viejas” (con cariño) cercanas a mí, a veces se sorprenden y me comentan por estas nuevas visiones sobre la maternidad, sobre cómo se sobredimensiona la labor del día a día de ser mamá y muchas veces, principalmente a través de redes sociales, se alzan voces que hablan del sacrificio inmenso que es ser mamá o todo lo que se debe dejar de lado para convertirse en una.

Escuchándolas he entendido que yo como madre sí, hago en el día a día esfuerzos como mamá pero que en ningún caso debo convertirlos en grandes sacrificios o ser martir de la maternidad, de eso no se trata ser madre y con su ejemplo he aprendido a vivir una maternidad sin tantas culpas o auto recriminaciones al finalizar el día y que cuando me veo sobrepasada o cuando necesito de otra mano, debo pedirla, no creerme el cuento de la superioridad porque de eso no se trata, no es una competencia ser mamá.

7. Cuando los días sean malos, pensar solo eso, en que es un día malo y no una mala vida. O que todo lo estás haciendo mal. Una como mamá es su peor verdugo y hay que aprender a no criticarse tanto, a no juzgarse tanto, porque lo pasamos pésimo en ese camino. Nuestras mamás ya lo vivieron y hay que escucharlas cuando nos dicen que no nos compliquemos tanto, ellas saben de lo que hablan.