7 errores que cometí cuando comenzamos el jardín infantil con mis hijos
Al iniciar el proceso de búsqueda y luego de ingreso al jardín infantil con mis dos hijos, leí muchos tips, datos y consejos, incluso en su momento escribí sobre ellos en el blog y en sus redes sociales, sin embargo, no encontré ninguna información que hablara de lo que nos pasa verdaderamente, de los errores que vamos cometiendo y de cómo es en realidad toda esta etapa, casi o más confusa que cuando recién nos estrenamos como mamás.
A continuación les dejo mi lista de errores, que de seguro, me sirvieron muchísimo para aprender a sobrellevar mejor esta etapa, una que ahora, en un par de días más, volverá a comenzar.
1.La búsqueda basada en consejos y opiniones y no en mi intuición y la del papá. Así es, me pasó buscando jardín infantil para mi hijo mayor, en esa época, íbamos mucho a la plaza cerca del edificio donde vivíamos y escuchaba a las otras mamás hablando sobre los jardines cerca de la casa y de lo malo o buenos que eran. Lo mismo buscando en redes sociales o Internet, muchos comentarios. No obstante, cuesta darse cuenta de que todo lo que escuchas o lees son finalmente experiencias personales y no nuestra vivencia. Y todo ello me llevó a ir a jardines que me recomendaban y que al conocerlos, simplemente no eran lo que estábamos buscando para nuestro hijo.
2.Idealizar el “jardín infantil perfecto”. Y al primer problema, o situación que no nos gustó, sentir que cometimos un error tremendo. A veces cuesta entender que el jardín infantil está hecho por personas, que hacen su mejor esfuerzo. Por lo mismo, cuando nuestro hijo entró al jardín, una de las cosas que más me gustó de su directora fue reconocer que se hace el trabajo con mucho amor y que nada se oculta, ni lo bueno ni lo malo.
3.No investigar el programa ni el proyecto educativo o los valores del jardín. En este punto, debo reconocer que no investigué nada cuando matriculamos a mi hijo mayor, con la menor no puedo decir lo mismo porque ahí aprendí claramente la lección. Resultó que en el jardín infantil al que matriculamos a nuestro primer hijo era muy, muy católico y no lo sabíamos, porque lo matriculamos basado en referencias y en que estaba cerca de la casa. Nunca nos hablaron del proyecto educativo, entonces fue raro tener que enseñarles sobre el mes de María o comprarle un libro de religión o, explicarle leyendo Wikipedia, sobre el Arca de Noé, porque no somos muy religiosos.
Un ejemplo que conocí de proyecto educativo ampliamente informado es el del Jardín Vitamina, varias amigas que tienen sus niños ahí me han comentado que al principio no se entiende por qué se hace énfasis en el tema del proyecto educativo, pero una vez que van viendo cómo las educadoras fomentan las habilidades e intereses de sus hijos a través del juego y cómo les entregan herramientas a los niños para desarrollar su autonomía, se comprende el por qué es importante que el jardín infantil cuente con un proyecto educativo que te haga sentido respecto a los avances y progresos de tu hijo.
4.Llevarlo con culpa al jardín infantil, como si fuera a un castigo. Este sin duda alguna, fue un gran gran error, del que sí, me arrepiento, porque aún siento que no disfruté esta nueva etapa de la vida de mi hijo, que no era mi vida, era sobre él y yo lo viví como si fuera una condena más o menos. Error, gran error.
5.No cumplir con lo que se pide. Así es, siendo muy sincera, muchas veces le he exigido al jardín infantil diversas cosas y de vuelta, no he cumplido como apoderada. Mi mea culpa, que obviamente me ha enseñado a que si uno demanda, de vuelta también tiene que cumplir.
6.Estar demasiado ansiosa y preocupada. Todo el tiempo, pensando en que las cosas no están funcionando, en que tu hijo no está bien, hace que se pierda la perspectiva de lo que es realmente importante, ver a tu hijo feliz. Cuando despejas todas esas nubes que una sola se inventa, sale el sol y te das cuenta de que ¡oh! Tu hijo está feliz y contenido en su jardín infantil.
7.Ser “esa mamá”. Sí, acá todas sabemos a qué mamá nos refererimos, a la que reclama por todo y nada, a la que va a las redes sociales a alegarle al viento, sí, esa mamá fui, y me arrepiento, porque me di cuenta en el proceso, de que me preocupé más de mí y de lo que YO sentía, en vez de ver a mi hijo y de lo feliz que era. Lección aprendida, hay que observar más y alegar menos.