Por: - Agosto 10th, 2016 - Sin Comentarios »

¡Bienvenidos a la parentalidad! ¿Y ahora qué?

La vida, desde que tomamos una real conciencia de ella, avanza rápido, muy rápido en realidad y pareciera que solo ayer estábamos en la adolescencia o nuestra temprana juventud, sin grandes conflictos, pensando en nosotros , en nuestro crecimiento personal, profesional,  en formar una familia al casarse o consolidar una pareja estable.

Y así vamos avanzando en diversas etapas hasta que llega el día del gran cambio, de la gran decisión de convertirse en padres, de dar un giro absoluto a la vida hasta ese momento, decidiendo que de ahora en adelante, tanto como personas autónomas como pareja, emprenderán un nuevo camino, un nuevo capítulo en sus vidas: ser padres.

El punto es que en esta opción de convertirnos en padres entramos casi a ciegas, donde poco o nada sabemos más de lo que conocemos desde afuera, a nuestros sobrinos, hijos de amigos, conocidos o bien recordando y analizando lo que fue nuestra propia crianza. No obstante, seguimos adelante, porque la decisión ya se tomó y la aventura ha comenzado.

Es aquí donde le abrimos la puerta a experimentar algo que no conocemos y de paso comenzamos a gestar un nuevo rol en nuestras vidas, que es el de ser madre y padre.

Frente a este nuevo rol muchas personas se sienten desde un primer momento asumidas en él, plenas y en bienestar absoluto, pero esta sensación también irá acompañada, en momentos, de mucha confusión. ¿Pero cómo? Se preguntarán ustedes, “si estamos tan tranquilos con lo que hemos decidido”, muchos dirán.

Y sí, sin duda es algo ambivalente, la vida desde ahora en adelante estará colmada de estos momentos ambivalentes les aseguro y de emociones, muchas emociones vividas de 0 a 100 en segundos, donde la llamada “montaña rusa de emociones” se instala rápidamente durante el embarazo y ante tantas incertidumbres, comienzan los padres a hacerse muchas preguntas que se resumen principalmente en una gran, gran pregunta:

“¿Seremos buenos padres”?

La respuesta no debe tardar en ustedes demasiado, “Sí, lo seremos”, deben reafirmarse y cambiar el foco, ¿Por qué?, porque no se están preguntando si serán padres perfectos, se están preguntando si serán buenos padres en general, no es una pregunta específica y por tanto la respuesta debe ser segura, no le den lugar a la duda o a hacer preguntas sobre preguntas, ya que con ello dejan entrar a la inseguridad, a la desconfianza en uno y en el otro, la pareja, el otro padre o madre y muy pronto pueden dejarse influenciar por la idea de que existen los padres perfectos, de manual, uno que viene con cada hijo prácticamente, cuando la realidad es que eso no es así ni lo será jamás.

Aprendemos en el camino, en todo en la vida vamos aprendiendo en el hacer. Así, un día se van a sentir los mejores padres del mundo y luego otro día dirán ¿qué estamos haciendo? Y no por eso son o serán malos padres, al contrario, están aprendiendo de este nuevo rol que incorporan en sus vidas , el ser padres y madres, ¡ni más ni menos! Y ese es un rol de 24/7, que dura para toda la vida y que incluye el que mientras ustedes aprenden, sus hijos también van aprendiendo de ustedes.

Este es el nacimiento de ser padres, cada día van a tener dudas y confusiones, se sentirán felices y otros abrumados o tristes con su rol, pero no tengan miedo de solicitar ayuda y no crean que todo lo pueden hacer, deben tomar conciencia y sentirse tranquilos que cada día dan lo mejor para ustedes, para sus parejas, para sus hijos. Eso es ser verdaderos padres.

Y para finalizar esta columna, un texto que recalca este nuevo y próximo rol a asumir:

“Los padres somos una pista de aterrizaje para nuestros hijos, poniendo los límites bien marcados, teniendo las luces siempre prendidas y estando preparados para cuando el avión (tu hijo) desee despegar. Él es el que se va, la pista (los padres) permanece siempre visible, segura,confiable, respetuosa y espaciosa (deja el espacio que el hijo necesite) para que pueda volar bien alto y verla desde lejos, divisándola para cuando lo requiera, poder regresar, sabiendo que hay un lugar para aterrizar y volver a despegar…” (Lic. Griselda Geuze).

Pamela Wittwer, Psicóloga, Magíster en Psicológica educacional, certificada en Triple P, Parentalidad Positiva.

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