Por: - Mayo 16th, 2016 - Sin Comentarios »

¿Cómo lidiar con la culpa que sentimos las mamás cuando salimos a trabajar?

Las mamás que se quedan en casa y emprenden o trabajan desde la casa, las mamás que se quedan en casa y deciden dedicarse por completo a la crianza de sus hijos, viendo los pros y contras de no trabajar y optan por no hacerlo, las mamás que estudian, las mamás que estudian y trabajan y por último, las mamás que trabajan. Pareciera ser que todas las mamás somos clasificadas en alguna categoría y a todas nos uniera un sentimiento en común: Sea cual sea nuestra situación, la culpa está presente en todas nosotras.

Culpa por quedarnos en casa y no dedicar todo el tiempo que debiéramos, que corresponde porque decidimos quedarnos en la casa.

Culpa por quedarnos en casa y emprender pero no poder estar con el 100% en nuestros niños.

Culpa por salir a trabajar medio tiempo, tiempo completo.

Y es frente a esta última culpa, la que sienten las mamás que trabajan todo el día fuera de casa, a la que apunta este post. Según postula un reciente estudio de Participación Laboral Femenina en Chile: Situación y Desafíos, elaborado por la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2015, la participación laboral femenina en Chile, aunque aún es baja, ha aumentado en los últimos 25 años, especialmente en el segmento de mujeres casadas, superando el 49%.

Así, realizarse como mujer, esposa, madre y además trabajadora, va avanzando lentamente, no obstante, la culpa y los prejuicios están presentes en todas ellas. De hecho, según el mismo estudio, un 82% de los hombres y un 85% de las mujeres creen que “es probable que un niño en edad pre-escolar sufra si su madre trabaja”.

Para la Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Carmen Gutiérrez, esto sucede porque hay un rol social adscrito al género, al cual se asocian ciertos comportamientos, sentimientos y obligaciones. “Al género femenino normalmente se le otorga un mayor permiso para que experimente y para que exprese sentimientos de culpa, lo que también guarda relación con que a ese a género se le da la responsabilidad y el cuidado de los hijos”, explica.

En ese contexto, se define que las mujeres poseerían una serie de características prácticamente innatas y no culturales, que las harían más proclives a asumir de mejor manera la tarea de cuidado de los hijos y de la familia. “Por lo tanto, al estar tensionada en el cumplimiento satisfactorio de esa tarea y por estar repartida respondiendo adecuadamente en distintos escenarios, como podría ser la casa y el trabajo, las mujeres podríamos experimentar con mayor claridad, intensidad o frecuencia, el sentimiento de culpa”, aclara la psicóloga.

La experta indica que lo que hay de fondo es que los dos ámbitos de desarrollo, el laboral más social y abierto al mundo, y el espacio más interno de la casa, son espacios opuestos y antagónicos, que de alguna manera tienden a rivalizar. “Lo que ve uno a lo largo de toda la historia es que las mujeres siempre fuimos percibidas al interior de las casas y que no somos sujetos protagónicos de cambios y de acciones sociales. Y si uno ve la historia universal y chilena, y áreas como la investigación y la ciencia, la presencia de las mujeres es también escasa, porque no se privilegia ni se promueve”, apunta.

Por lo mismo, la docente de la U. del Pacífico señala que es necesario hacer consciente a la sociedad de esto. “La sociedad debe cuestionarse por qué necesariamente, en todo momento y para todas las edades, una mujer podría desempeñar mejor el rol y función de cuidado de los hijos que un hombre. O sea, claramente hay momentos en los cuales la mujer es irremplazable, como en la lactancia, pero no necesariamente es la que deba cumplir de mejor manera el papel de cuidadora de los hijos”, puntualiza.

Consejos para sobrevivir a los sentimientos de culpa y trabajar tranquila, en un correcto balance entre trabajo y maternidad

Salir a trabajar no es fácil cuando se es madre pero existen ciertas herramientas que puedes considerar para hacer más llevadero el día a día si es que te sientes sobrepasada por la culpa. Acá algunos consejos:

1. Buscar las redes apropiadas, volver a confiar. Confiar en que otro no te reemplazará en ningún caso, pero lo hará tan bien como tú cuidando de tus hijos, sea un familiar, sea un vecino, sea una niñera o asesora del hogar. Si puedes contar con algunas de estas personas, entonces confía, delega, porque la familia extendida y la vida en comunidad se van haciendo cada vez más escasas.

2. Si puedes, divide y vencerás. Tal como el dicho, en países desarrollados papá y mamá se reparten los distintos roles en la crianza y educación de los niños y no es una sola parte, la mamá por lo general, la que se lleva todo el peso. “Ahí es la propia pareja la que decide quién hace qué, por eso se da que la mujer sale a trabajar y es el hombre el que se queda al cuidado de los hijos. Ese tipo de experiencias es interesante, porque es pareja o el núcleo familiar el que define cuál es la mejor manera de vivir la vida y no desde lo que está socialmente pre-establecido. Esa posibilidad de desarrollar una respuesta propia, creativa, que sea atingente y contingente a su propia realidad, es lo más sano”, asegura la experta.

¿Y en los casos donde se es mamá soltera o en hogar monoparental? Extender las redes de apoyo es fundamental, ya sea a través de la familia y buscando también mamás en situaciones similares a la tuya para formar tu propia comunidad de apoyo porque nadie mejor que ellas entenderán tu situación, en la que frente a todo, tu única opción para mantener el hogar es trabajar.

3. Separar un tiempo solo para ellos. Dedicar un tiempo exclusivo solo para ellos compensa por todo el tiempo que no estás en el día y que no por estar todo el día con ellos será un tiempo de calidad junto a ellos, son momentos y no el día completo lo que cuenta. A modo de experiencia personal, mi mamá ha trabajado toda la vida, yo lo hice los primeros 3 años de vida de mi hijo mayor y ahora trabajo medio tiempo con dos niños y he ido aprendiendo que a veces con 10 minutos, sin teléfono, sin TV, sin ningún distractor mediante, disfrutamos y lo pasamos increíble que cuando por temas de trabajo, puedo estar todo un día con mis hijos.