El “frasco de la calma”, otra mirada a su verdadera importancia (Y cómo utilizarlo correctamente)

Dentro de mi experiencia en el trabajo con niños(as) y sus familias, uno de los problemas que los papás y mamás frecuentemente manifiestan es el de no saber cómo manejar las pataletas… Uf, temón ¿Verdad? Claro está que nadie nació con un libro debajo del brazo sobre cómo lidiar con estas situaciones, sin olvidar que también está el desafío supremo de no descontrolarnos como adultos (sin perder además un buen montón de pelo en el intento).

De todas las técnicas utilizadas para apoyar el manejo de las pataletas o berrinches, una de las que más aceptación ha ido ganando es la que utiliza el “frasco de la calma”. La técnica, está inspirada en el método Montessori, una alternativa educacional diferente al sistema tradicional de educación escolar, centrado en el aprendizaje práctico al fomentar la creatividad y la autonomía en los niños desde la etapa preescolar.

Es necesario aclarar que esta herramienta no pretende resolver los problemas de la noche a la mañana, ni necesariamente es una fórmula mágica tipo Harry Potter, pero sí ayuda a calmar a los niños en situaciones de estrés, rabia, molestias, tristeza, etc. Es ideal para niños con edades entre los 2 y 9 años aproximadamente. Ya veremos más adelante cómo se usa, primero veamos cómo se hace, es fácil y económico de realizar.

Los materiales que necesitas son:

  • 1 frasco de plástico transparente con tapa.
  • Pegamento con glitter del color que tu hija o hijo escojan
    Escarcha a tono con el color del pegamento glitter
  • 1 gota de colorante a tono con los colores elegidos
  • Agua caliente
  • Silicona para cerrar el frasco de forma hermética
  • Bonus: Puedes agregarle lentejuelas de estrellas o de alguna forma entretenida que a tu hijo o hija le guste.

¿Cómo usarlo?

Es necesario para fabricarlo que incluyas a tu hijo(a), contándole según la edad, que crearán un “frasco mágico”, un “juguete relajante”, un “frasco con superpoderes”, etc.

Es sumamente necesario que los colores los elijan los niños, así será personalizado por ellos.
Una vez que la creación esté lista la idea es que se use constantemente y CADA VEZ que tu hijo(a) se enoje, altere, haga pataleta. Cuando esto esté ocurriendo, es necesario ayudarlo(a) a que se acostumbre a utilizarlo ¿Cómo? Agachándote al nivel del niño(a), agitar el frasco y concentrarse en cómo los brillos giran dentro del agua. Quedarse mirando hasta que la rabia y/o pataleta haya pasado.

Relacionado: “4 factores claves para entender las pataletas o berrinches”

Puedes complementarlo con inhalaciones y expiraciones profundas. También puedes aprovechar el momento aún más y profundizar en las razones por las cuales tu hijo(a) tiene la emoción que tiene, haciendo preguntas cortas como por ejemplo “Explícame que pasó”, “Busquemos una solución”. Ojo, sin largos sermones ni juicios de valor, perderás el efecto logrado.

Relacionado: “¿Cómo y cuándo ejercemos una efectiva comunicación con nuestros hijos?”

Es probable que al principio no resulte, el frasco salga volando por los aires, etc. Sí, puede pasar, lo sabemos ¿no? Pero una vez que los niños(as) ven que se relajan, llegará el momento en que tú no tendrás que intervenir, ellos(as) lo buscarán solos.

¡Haz la prueba! Quizás hasta los adultos terminemos con nuestro propio frasco de la calma… nos relajaríamos con mayor facilidad ¿no?

Ps. Fabiola Orellana Moraga
Psicóloga Infanto-Juvenil

Relacionados