Por: - Junio 25th, 2017 - Sin Comentarios »

Junio, el mes para tomar conciencia sobre la infertilidad y la importancia de acompañar a las parejas en este proceso

Junio es un mes difícil, comienza el invierno y los días son grises, de muy poca luz, el sol muchas veces ni siquiera se asoma y la lluvia y el frío pareciera que nunca se van a ir. La imagen de este mes, con su complejo clima, es la que día a día sienten miles de parejas que están tratando de concebir un hijo y no pueden o bien lo conciben y el embarazo no prospera, será un hijo que nunca verá el sol.

Para todas estas parejas preocupadas de su fertilidad, tanto hombres como mujeres, este es el mes donde la Asociación Americana de Fertilidad (AFA) ha instaurado como el de cuidado de la fertilidad. Y agradezco a esta agrupación por dar cabida y hablar sobre este tema, una realidad que cruza a todas las edades, estatus sociales, razas, etc.

La infertilidad es una incapacidad que se vive muchas veces en silencio, donde no se comparte abiertamente la lucha que significa convertirse en padres, donde las parejas viven momentos duros tratando con diversos tratamientos conseguir un embarazo. Una de mis pacientes quiso dar a conocer su testimonio y esto es lo que me escribió al respecto:

“El decidir ser padres no es un proceso tan difícil, luego de algunos meses de intentar quedar embarazada, decidí realizarme un chequeo médico, al estar con mi ginecólogo comencé a sospechar que algo no andaba bien, ya que me pidieron muchos exámenes al igual que a mi pareja. Al tener los resultados vino la notica “No pueden tener hijos de forma natural, si desean tenerlos deben realizarse algún tratamiento de reproducción asistida”.

En ese momento, uno se concentra en lo médico sin mirar a su alrededor o en su interior, con mi pareja íbamos y veníamos de doctor en doctor, sin hacer un alto en esto y decantar la noticia. Solo nos centrábamos en nuestro gran deseo de tener a nuestro hijo en brazos. Luego de un tratamiento fallido, comenzamos a cuestionarnos qué era lo que teníamos de malo, qué hicimos para pasar por esta situación, por qué nos colocaban este desafío tan difícil de superar como mujer o hombre, como pareja, etc.

Después de ese bajón y con la ayuda de nuestros médicos, decidimos intentarlo de nuevo, probamos todo lo que había dentro de nuestro alcance. La presión se sentía en el aire, dentro de nuestro entorno familiar, nuestro seres queridos no sabían qué preguntar, qué hacer para poder ayudarnos. Nosotros seguimos adelante, este segundo tratamiento venía cargado de mucho temor, culpa, esperanza, alegría, un remolino de emociones, incluido el cansancio, dolor por todo lo que implica el tratamiento. Al finalizarlo, debíamos esperar unos días para realizar el test de embarazo, fueron los días más largos de mi vida, todos se daban vuelta tratando de entretenernos para olvidarnos de la situación, el dormir era casi imposible, mi pareja no me permitía hacer nada pensando que algo podía pasar.

Y llegó el gran día, me realicé el examen y estábamos a la espera del llamado del doctor. Al sonar el teléfono, nos encontrábamos solo los dos, nos paralizamos y no nos atrevíamos a contestar. Me armé de valor y tomé el teléfono y al escuchar al doctor y su tono de voz, inmediatamente sentí que eran buenas noticias. El resultado era ¡positivo! Lo único que hice en ese instante fue llorar de felicidad. Hoy puedo decir que ese momento y el nacimiento de nuestra hija, han sido los mejores días de mi vida”

Esta paciente, a la que agradezco su testimonio, tuvo acompañamiento emocional durante sus 2 tratamientos de reproducción asistida, siendo ellos de vital importancia, esto porque se hace imprescindible acompañar a la pareja, a la futura madre, en este viaje donde el bienestar emocional antes, durante y después del tratamiento son fundamentales para el éxito del tratamiento por infertilidad.

Ayudar a la pareja a disminuir la culpa y comprender con información científica cuál es su problema de fertilidad, y que no se cuestionen todo, incluso de forma irracional, es clave en este proceso. Ver a la pareja como un núcleo, donde ambos tienen el derecho de tener sentimientos negativos o de minusvalía respecto a su condición, es el camino correcto de enfrentar todo el tratamiento, ya que aunque la mujer sea quien gestará al hijo, el padre también necesitará contención.

Estrategias de afrontamiento, para la situación actual de la pareja, y para manejar la situación con su entorno familiar y social, son de igual manera fundamentales y aquí quisiera acotar lo siguiente; en la actualidad cada vez hay más dificultades en la fertilidad, por lo tanto la presión social debemos disminuirla y para eso depende de nosotros que dejemos de hacer la típica pregunta ¿cuándo van a tener hijos?¿cuando el segundo?, etc. Muchos de ustedes y me incluyo, no lo hacen con la mala intención, pero debemos ser más cautos y respetuosos de los tiempos de cada pareja y de la lucha que están viviendo.

La frustración y desesperanza son sentimientos que estarán presentes, algunos tratamientos fallarán, pueden incluso pasar años antes de lograrlo, pero el objetivo sigue, y la pareja debe ser guiada, entregándole herramientas para modificar su proyecto de vida si fuera imperativo o bien dar las directrices para seguir adelante con otro tratamiento.

Porque el deseo de ser padres contiene una fuerza increíble, admirable, que comienza a nacer antes de tener un hijo, donde ellos se muestran incondicionales a este ser que aun no se encuentra entre ellos, pero que anhelan, aman y desean con todo el corazón.

El apoyo emocional entonces, será la base para poder transitar por este proceso y así mantenerse viviendo día a día el tratamiento y que llegue a buen término, con un hijo en brazos y un amor incondicional para entregarle, ahora y para siempre.

Pamela Wittwer
Psicóloga
Magister en Psicología Educacional
Psicología de la Infertilidad
Coach sexual y de parejas.
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