Por: - Agosto 1st, 2017 - Sin Comentarios »

La importancia de recordar nuestra infancia para jugar con nuestros hijos

Hace un tiempo, en una reunión de amigos, comenzamos a recordar cuáles eran nuestros juegos de infancia, a qué jugábamos, cómo era que armábamos todo, cuánto necesitábamos para entretenernos y cuántas horas eran las que finalmente, pasábamos todos, por ejemplo, jugando con lo que tuviéramos a la mano; una hoja, una pelota, una bicicleta, ramas de un árbol y así un largo etcétera.

Al terminar de relatar nuestras mejores anécdotas, todos los papás que nos encontrábamos ese día conversando, concluimos en que todos estos juegos involucraban dos cosas: 1. Se jugaban al aire libre y 2. Teníamos que ser muy creativos para entretenernos todo el día, ya sea solos o en compañía de otros amigos.

Respecto a la importancia de jugar, la Academía Americana de Pediatría establece que el juego permite a los niños usar su creatividad mientras desarrollan su imaginación, destrezas físicas, cognitivas y un óptimo fortalecimiento de sus emociones, siendo en paralelo, altamente beneficioso para un adecuado desarrollo cerebral.

Apunta además que “es a través del juego donde se producen las primeras interacciones y el enganche con el mundo que rodea a los niños” y por tanto, será también por medio del juego, el que ellos vayan explorando y dominando este mundo, venciendo miedos y practicando diversos roles que les ayudarán en desafíos futuros.

Dejarlos entonces que creen, que inventen, que imaginen y que disfruten de la naturaleza. Darles ese espacio es permitirles un desarrollo pleno del inmenso potencial que poseen y que en una época donde predominan las pantallas para todo y que vivimos continuamente preocupados de que “no se aburran”, no les permitimos vivir esas experiencias de gozo absoluto que es dejarlos jugar.

Y ciertamente, me di cuenta de que cuando mis hijos se aburren o yo no tengo el tiempo para jugar con ellos, rápidamente les entrego mi teléfono, es casi un reflejo. Por lo mismo, después de esta reunión, donde recordamos junto a mi marido que al no tener un determinado juguete, lo inventábamos o que dibujar, saltar, correr tras una pelota, era lo máximo, tomamos la decisión de entregarles más herramientas para que vivan la infancia que nosotros tuvimos, ¡que tú mamá que estás leyendo, viviste! Una que hasta donde yo recuerdo, no tenía teléfonos o tablets por ningún lado y la televisión con suerte transmitía una hora de monos animados.

Con esto no pretendo quitarles para siempre la tecnología, eso no tiene sentido porque sería imponer y la crianza se trata de ser propositivos.

Hacer un esfuerzo como papás de crear más instancias de juego, salir con ellos a un parque o la plaza, ser busquillas y encontrar juegos para que se entretengan, en enseñarles a ser creativos recurriendo a nuestros recuerdos de juegos infantiles y por sobre todo, usando estratégicamente la tecnología a nuestro favor, que tenga un propósito y que tenga límites, un marco de tiempo de uso diario.

Porque en su adultez, ellos no recordarán lo que vieron en el teléfono, pero sí contarán con alegría, el día en que les enseñaste a jugar al “elástico”, al “luche” o a armar una nave espacial con sus juguetes o con un trozo de cartón.

Este artículo fue publicado originalmente en la sección de Tendencias x Nosotras donde soy columnista en el diario Hoy x Hoy.

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