La primera hospitalización de tu hijo, una preocupación hecha realidad
Cuando un hijo se enferma el tiempo literalmente se detiene y sólo entra el presente, no hay futuro y el pasado es como un lugar donde no te vas a recordar salvo para buscar causas, síntomas y la evolución de la enfermedad que finalmente nos lleva al presente, uno donde terminas con tu guagua en la clínica, con diagnóstico de Virus Respiratorio Sincicial confirmado, habiendo pasado cuatro días yendo y viniendo de la casa a la urgencia pediátrica y a kinesiología respiratoria, con la secreta esperanza de que no termine hospitalizada, pero el tiempo se detiene y llega el momento de la hospitalización, el virus se complicó y es mejor que siga su tratamiento internada.
Escribo esta primera parte del post desde la pieza de mi hija, nuestro refugio de “fuera bichos” desde hace tres días, estoy acostada en el sofá cama a ras de suelo, debo agregar que probablemente el que diseñó el sofá cama estoy segura que debe haber reprobado el ramo de “comodidad al dormir”, y mientras hago inútiles maniobras para estar mas cómoda, sigo pensando en que no quiero apagar el computador porque no quiero dormirme a pesar de que estoy cansada y de que al fin mi pequeña se durmió. Dormir significa que en dos horas más la van a venir a controlar, de que en una voy a escuchar a la guagua de la pieza de al lado llorando y de que en tres me toca levantarme a cambiar pañales y alimentar a mi hija. Todo fraccionado en horas, dejando al acto libre de descansar como un espacio mínimo entre tanta cosa por pasar y hacer con ella.
Pero aún así, con todo, le comento a una buena amiga por Whatsapp de que me siento feliz y agradecida, porque ya ha pasado la peor parte y porque aunque lo he pasado mal con esto, estar en la UCI pediátrica, al lado de la UTI que es donde hay niños en riesgo vital, te hace ver la situación desde otro ángulo, uno donde das las gracias, a la vida, a la religión que tengas, al Dios que sigas o simplemente agradeces a tu hijo el que haya peleado para salir adelante de este virus respiratorio maldito.
Retomo este post 3 días después del alta médica, ya estamos en la casa con kinesióloga a domicilio y con controles ambulatorios, me comentan al salir de la clínica que su ahora condición respiratoria, hasta que le den el alta definitiva, en 6 meses, está cubierta por el sistema de salud del gobierno, pero una que toda la vida ha pasado sin entender mucho de cómo diablos funcionan esas cosas y deja no más que le saquen su 7% de salud los de la isapre y no hace mucho más al respecto, guardo el papel y hago como que entendí pero en verdad no entendí un pepino del tema.
Y es que en realidad, después de que tienes hijos, uno simplemente abre la billetera, la tarjeta de crédito y todo lo que financieramente tenemos a mano y sin anestesia gasta no más, gastas porque sabes que tienes que hacerlo, porque la salud es carísima pero no te queda otra y en el intertanto vuelves a agradecerles a todos los que debes agradecerles de que a pesar de todo tienes críos sanos, sin enfermedades o condiciones complejas y cuando todo ha pasado, cuando ya vuelven las sonrisas, las rutinas y la calma, sí, nuevamente te invade una sensación de infinito agradecimiento, le das un beso en su mejilla gordita y el tiempo vuelve a avanzar.