Las últimas semanas de embarazo: Haciendo el “nido”
Con mi primer hijo, creo que, antes de su llegada, limpié el piso de su pieza con un cepillo de dientes, no lo sé, prefiero dejar ese recuerdo atrás junto con todos los otros medios vergonzosos que la oxitocina se llevó con el nacimiento.
Con este segundo hijo en cambio, hija en realidad, la cosa ha sido PEOR, porque el instinto de “hacer el nido”, llegó mucho antes, unas 9 semanas antes de la fecha que tengo programada para el parto. Y aunque no he cepillado el piso, sí me he dedicado a ordenar y limpiar la casa COMPLETA, la que a mi parecer le falta mucho orden aunque extrañamente sea la única que lo piense de esa forma.
Por lo mismo, investigando un poco sobre el instinto del nido aquel o “nesting” he descubierto que como cualquier mamifera estoy buscando el lugar ideal para tener a mi hijo, claro que en mi caso, sé que no lo iré a tener debajo de la escalera o en una cueva, pero mi más primitivo ser piensa que lo puedo tener en la casa, mi “hábitat” y por esta razón me obliga a andar como la loca de la limpieza y el orden.
El gran problema de este instinto, es que no está muy bien sincronizado con mi estado físico actual, el cual se encuentra en pésimas condiciones, nada aquí de mamá fitness o algo así, soy una pequeña elefante hinchada y cuando me paso de revoluciones después en la noche son puras quejas y no puedo ni dormir del dolor de espalda.
Así es que, asumiendo que armar el nido de esta manera está presente en muchas otras futuras madres y que no soy la única que lo ha “sufrido”, van un par de tips para que la limpieza y organización extreme resulte un éxito y no volvamos al día siguiente a repetir esa pieza o closet, porque JA! la casa tiene muchos otros espacios que aún quedan por descubrir:
1.Armar el “kit” ideal de limpieza: Acá, tal como la imagen lo muestra, armé un KIT estratégico basado en la desinfección y matar cualquier misera bacteria que pudiera contagiar a mi guagua. Un imprescindible son estas toallitas de CIF, las venden en los supermercados y no tienen aroma a cloro, las he usado en closets, los juguetes, el mudador, piso, baños, cocina, ok, las uso literalmente para todo! Las pasas una vez y listo, no necesitas limpiar más.
2.Armar una lista de limpieza: Ir por partes y luego en la noche, entretenerse poniendo tickets de “hecho” a mi lista es un placer increíble y no tiene costo asociado, más que un dolor de cadera, desde luego, pero no pain, no gain, así que he ido paso a paso.
3. Adiós lo viejo, dejar espacio a lo nuevo: Yo tengo un hombrecito y la que viene ahora es niñita así que hubo que solemnemente despedirse de algunas ropas de este niño y juguetes que ya están rotos. Igual labor hice con el closet matrimonial, con pena dije, “ya estás vieja para esto Dani”, a unas sexys minifaldas y tops que para qué engañarse, ya no volverán a quedar bien. En el caso de mi marido, logré que dijera adiós también a sus poleras rockeras, dudo que Disney en concierto mire con buenos ojos a un papá con una polera con la leyenda “I fu—love Rock”.
Y el último y más importante tip: Entender que ahora tendré dos hijos y probablemente mi casa, nunca, nunca volverá a estar ordenada.