Por: - Marzo 22nd, 2016 - Sin Comentarios »

“Mamá, te mereces un monumento”, un texto para empoderarnos en nuestra maternidad

A menudo nos encontramos en redes sociales con textos que hablan acerca de lo mucho que importa sentirnos reconfortadas en nuestro rol de madres, ya sea en el estreno de la maternidad o cuando ya llevamos un par de años en este increíble camino.

Por eso, dar relevancia a la maternidad a través de estos escritos, nos ayuda muchas veces a encontrar esa palabra que tanto necesitábamos leer, que nos ayuda a reafirmarnos y a empoderarnos en este rol.

A continuación, lee “Mamá, te mereces un monumento”:

Tú, que te has levantado un poco mal genio, porque las madres también nos levantamos con el pie izquierdo a veces, y has sonreído y dicho “buenos días” a tu hijo/a, con tu voz más dulce, te mereces un monumento.

Tú, que te has levantado mal genio y has sido incapaz de disimular, tú que has necesitado verbalizarlo y expresarlo en voz alta, te mereces un monumento.

Tú, que has aguantado la varicela con un bebé/niño en casa y has sobrevivido, cuando pensabas que no podrías más, te mereces un monumento.

Tú, que llevas 5 noches sin dormir más de 4 horas, por la “itis” de turno, y sabes que esta noche será la sexta, te mereces un monumento.

Tú, que has tenido que pedir parte de tus días de vacaciones para poder cuidar a tu hijo enfermo, porque este sistema patriarcal tan injusto no te da otra opción, te mereces un monumento.

Tú, que hoy (por lo que sea) necesitas un relevo urgente y sabes que el relevo no llega hasta las 7 de la tarde, y respiras y te reinventas, minuto a minuto, hasta las 7, te mereces un monumento.

Tú, que piensas “hoy no llego a la cena”, porque estás un poco enferma y cansadísima, y horas más tarde te ves tranquilamente cenando con tus hijos y riéndote, te mereces un monumento.

Tú, que en un momento concreto has llamado a tu madre (que vive en otra ciudad) o a una amiga cercana para poder dormir y descansar, y no has necesitado excusas, te mereces un monumento.

Tú, mamá lactante, que te has enfermado de todo en esta lactancia, porque tus defensas están bajas y porque la falta de sueño ha cobrado sus efectos, pero sabes que tienes que seguir adelante mientras le ayudas a inmunizarse, te mereces un monumento.

Tú, que das una mamadera con paciencia y un amor infinito, de día y de noche, y tienes un amor que desborda por tu hijo y él así lo siente, a pesar de que muchas veces te veas dando explicaciones por no dar leche materna cuando ni deberías hacerlo, te mereces un monumento.

Tú, que a veces has gritado y te has ido de la casa con un portazo, tú que has dejado salir la rabia y no te ha gustado, a pesar de que era necesario… Tú que no te has reconocido, pero te has perdonado, te mereces un monumento.

Tú, mujer y madre, que eres yo, que eres tú, que eres tu madre, tu abuela, tu linaje, tu hija y a la vez te sabes única e irrepetible, te mereces un monumento.

Tú, la madre de x (y w, y z…), la de los sueños cotidianos, la de los imposibles posibles, la del cuidado, la del calor, aunque no salgas jamás en la prensa, sabes que con cada minuto estás cambiando el mundo…

No lo olvides.

No hay nadie como tú, tu hijo tiene la mejor madre de todas, una que se merece un monumento…

Texto desconocido. Traducción Daniela Alonzo.