Revolución Láctea

Colaboración de la mamá Carla Alondra.

Después de que nació mi bebé y estando aún en la clínica el pediatra que recibió a mi Carlitos no quiso recetar ningún suplemento alimenticio si es que quedaba con hambre. Me dijo que estando en casa, en mi ambiente, relajada iba a producir la leche que mi hijo necesitara.

Ya en casa, en mi ambiente, lamentablemente con unas dinosaurias de tías presionando y queriendo ser espectadoras del momento en que iba alimentar a mi hijo…apareció la angustia y llanto por la presión social.
Así estaban las cosas hasta que llegó una amiga de mi mamá (que es matrona) y me llevó a la pieza donde me tranquilizó diciendo que no hiciera caso a nadie, que ese momento era mío y de mi guagua. Ese fue uno de los mejores consejos que recibí.

Al cuarto día de que naciera mi hijo finalmente salía oro blanco de mis pechugas! Estaba tan feliz que desde ese momento me prometí que no me estresaría ni por exámenes sociales ni malos ratos, iba a cuidar como sea ese valioso líquido que mis pechugas aún producen.

Antes de ser madre, veía a otras madres amamantando a sus pequeños en lugares como plazas, centros médicos, y sinceramente me daba vergüenza, no podía entender la perdida de pudor de esas mujeres. Una vez que me vi en la situación de bebé llorando desconsolado, comprendí a esas madres que alimentaban a sus bebés y entendí también que es algo instintivo, sacar la pechuga para satisfacer una necesidad básica de esa personita totalmente dependiente de ti.

Pasados los primeros meses, ya cuando iba a entrar a trabajar, fui presa del pánico, no sabía si iba a seguir funcionando lo que hasta ese momento era perfecto, en un control con el pediatra le pedí que me recetara algo para producir más leche, ya  que volvía a la vida laboral. Lo que recetó fue leche en polvo.

Que desgraciado! pensé, me retiré indignada de su oficina y lancé improperios en su contra por las redes sociales, con ello, una amiga matrona me envía el dato de unas gotitas milagrosas llamadas galega con unas pastillas de alfalfa que se venden en las farmacia Knopp, las compré y según lo esperado produje más leche, así que comencé a sacar para dejar en el refrigerador y me sentí muy entusiasmada porque podría seguir alimentando a mi bebé, sin recurrir a la leche de tarro.

¿Cuál fue el resultado de todo esto? Mi pequeño no quiso la leche que mamá se sacaba con tanta paciencia, después de comprar por lo menos 5 marcas distintas de mamaderas, me di cuenta que él prefería esperar a que llegara del trabajo para seguir fortaleciendo el lazo que nos une hasta hoy. Felizmente llevamos 13 meses y 2 días de lactancia materna.

 

Mitos sobre la lactancia materna:

En medio de todo este proceso he escuchado muchas cosas sobre la lactancia, tal como los famosos mitos que involucran a la producción de leche, que son muchos! Algunos que escuché por ejemplo:

-Si no te cubres la espalda te dará un aire y se te cortará la leche.

-Tomando leche producirás más leche (desde antes de quedar embarazada que no tomo leche) y aquí estoy, convertida en una vaca lechera.

-Caída de pechugas: También me dijeron que se me iban a caer las pechugas si le daba tanto tiempo, falso (están en el mismo lugar de siempre)

– Que la leche después de los 6 meses no es alimenticia, un gran falso, me puse a estudiar y en realidad si cambia un poco la composición de la leche, pero es según los requerimientos del bebé. Sigue siendo alimenticia, si no lo fuera la Organización Mundial de la Salud no recomendaría que se siguiera dando leche materna en complemento con otros alimentos hasta los 2 años.

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