Por: - Mayo 14th, 2017 - 4 Comentarios »

Especial Día de las Madres: “Mi historia de mamá, sin mi mamá”, un relato en primera persona por Fran, mamá de Diego

No sé bien cómo partir esta historia. Esa es la verdad. Mi hijo Diego se acaba de quedar dormido, es viernes y aún tengo mucha pega que sacar, pero aquí estoy sentada, pensando cómo contarles mi historia de mamá, sin mi mamá.

Sí, me convertí en mamá cuando la mía había partido hace solo 5 meses. Diego nació el 14 de diciembre del 2015, y mi mamá murió el 13 de julio de ese mismo año, cuando yo tenía 17 semanas de embarazo. Fue un cáncer, feo y rápido el que se llevó a mi referente, a mi compañera, a mi soporte. A la que yo siempre pensé estaría a mi lado en cada una de mis etapas.

Ahora miro hacia atrás y digo “cresta qué difícil”, el vivir algo tan lindo como un embarazo, y al mismo tiempo enfrentarme a la muerte certera de quien me dio la vida. Vida y muerte, en diferentes carriles, pero en el mismo corazón.

Todavía guardo sus mensajes de whatsapp, cuando me preguntaba: “¿Cómo está nuestra guagüita?, o las fotos de los modelos de chaleco que le iba a tejer, las adivinanzas en torno al sexo. Todo eso es hoy un tesoro, que un día le mostraré a Diego, sobre su abuela Mona.

Pienso en la promesa que me hizo que no pudo cumplir. Llegar a diciembre para conocer a su nieto. Es increíble pensar, que aún estando ella muy enferma, seguía en su rol de mamá, cuidándome y protegiéndome de la pena. Wow. Me decía que los doctores le iban a dar remedios especiales para estar en ese momento, como si yo fuera una niña de 5 años.

Cuando mi mamá entró la última vez a la clínica, acorralé a su oncólogo y le dije: dime qué está pasando; y él un poco impávido me respondió: tu mamá se está muriendo rápido, eso fue 6 días antes de que partiera. Yo aún guardaba esperanzas de que no fuera tan rápido, seguro no lo quería aceptar. Pero también entendí que lo que nos quedaba era para compartir, y con eso en mente hablé con mi ginecólogo para pedirle que me adelantara la ecografía para saber el sexo de mi guagua.

Quería saber para poder contarle a mi mamá, para darle una alegría y poder lograr esa conexión entre estos dos seres que amo y que difícilmente iban a poder conocerse. Mi sorpresa fue grande cuando me dijeron que era hombre, con mi mamá le veníamos hablando hace meses como si fuera mujer jajaja.

Salí de la eco y rajé a la clínica. Entré rápido a la pieza y le conté que era Diego quien venía en camino. Ella, ya con bastantes remedios encima, dijo: “Diego el travieso”. Me acuerdo como si fuera ayer, su sonrisa, su primer nieto hombre que venía en camino. Después de ese día, mi mamá ya no pudo hablar y comenzaron los días más eternos y tristes, donde con mucho amor y tranquilidad la acompañamos. Lo único que podía hacer para buscar esa conexión abuela/nieto era tomar su mano con fuerza y apoyarla en mi guata que ya se estaba empezando a notar.

No estoy segura qué hubiera sido de mí, si mi Diego no hubiera estado creciendo en mi guata. Fue, así, desde el comienzo mi motor para seguir. Lo sigue siendo hoy. Llenó mi corazón de amor, cuando al mismo tiempo se desinflaba de la pena, literal.

Vivir el luto de una persona tan significativa como la mamá, cuando uno está en proceso de convertirse en una fue difícil. Sentía culpa por llorar, por recordar y no poder disfrutar cada instante de este embarazo que tanto habíamos esperado.

El día del parto, una foto de mi mamá me acompañó. Ahí estaba, cuidándonos. Y aquí sigue, con nosotros.

Hoy Diego tiene 17 meses, es efectivamente un niño precioso y travieso, alegre y muy parecido a su abuela (son del mismo signo!). Llena mis días, pero también hace que la falta de mi mamá, sea más evidente. Porque por Dios que es cierta la frase: cuando seas mamá vas a entender.

Quisiera llamarla mil veces al día y decirle: mamá, te entiendo TANTO, esto es difícil. O mamá, perdona por todas las veces que fui una pelotuda. Y no puedo. Y hay días en que ser mamá y no tener a mi mamá acá, es una mierda.

Podría escribir mil hojas de todo lo que siento, extraño y amo a mi mamá. Pero las voy a terminar dándole las gracias a quien, sin saberlo ha hecho el papel de abuela y abuelo, sí. Mi papá. Aunque no ha sido fácil, hoy es un MEGA ABUELO que maneja una hora desde la playa para ayudarme cuando Diego se enferma, le da su comida, lo hace dormir y lo lleva al jardín y le compra juguetes de sorpresa. La vida es difícil sin mamá, pero el amor y espíritu de familia que ella nos impregnó sigue más intacto que nunca.

Fran Ulloa es mamá de Diego, especializada en creación de contenidos y estrategias para Redes Sociales y puedes leer más sobre ella en su blog: Franuyeah

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