15 cosas que no nos dijeron sobre la leche de fórmula

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Momimom y Witty.la comienzan a colaborar juntas. Este es el primer post escrito por Witty.la que re publicamos aquí. El objetivo es entregar diferentes contenidos que representen la línea editorial de Momimom, un blog abierto a todas las madres, inclusivo y que busca ser un punto de encuentro donde no hay extremos. Porque la maternidad es difícil, nada más que agregar. A continuación te presentamos una visión de pros y contras respecto a dar leche de fórmula o el también llamado “relleno”, publicado por Witt.la.

La leche materna es lo mejor para nuestro bebé (Organización Mundial de la Salud, Academia Americana de Pediatría). Pero hay muchas situaciones en las que “lo mejor” simplemente no es una opción. Sentirnos como una mala madre y tener mucha más flexibilidad con nuestro tiempo, son algunas de las cosas relacionadas con la leche de fórmula que nadie nos dijo.

Así que, acá hacemos una lista de lo que debieses saber –y nadie te dijo- sobre darle leche en fórmula a tu bebé:

1.No eres una mala madre. El mensaje que dar papa es lo mejor es omnipresente. Y eso es genial. Pero con el aumento de la conciencia acerca de los muchos beneficios de la lactancia materna viene la otra cara: la culpa, los sentimientos de fracaso e incluso la vergüenza en las madres que no pueden -o no quieren- amamantar exclusivamente. Y eso puede traducirse en un millar de lágrimas innecesarias.

Así que vamos a decirlo y nos gustaría que lo lean todas por lo menos tres veces: “Alimentar a mi bebé con fórmula no me hace una mala madre.” Cualquiera sea la razón -tu horario de trabajo no es compatible con el bombeo, el bebé no es capaz de amamantar con eficacia, estás teniendo problemas de salud o “agrega tu razón aquí”- la alimentación con fórmula no es un delito. Hay muchas cosas terribles que pueden contribuir a ser una mala madre. Alimentar y cuidar a tu hijo de la mejor manera que puedas, dentro de tus medios, NO es una de ellas.

2.No tienes que estar amarrada al reloj. La mamadera puede ser pasada de mano en mano (no así tus pechugas). Tu pareja puede alimentar al bebé. Lo mismo ocurre con tu madre, tu padre y tu mejor amigo. Esa pequeña e insignificante botella hace que, mágicamente, puedas vivir fuera de “el horario”, y quita la presión de que yo-soy-el-único-ser-en-el-planeta-que-puede-alimentar-a-este-niño. (Si estás amamantando, asegúrate de que tu suministro de leche esté bien establecido antes de sustituir una papa con un biberón de fórmula – es el juego de la oferta y la demanda, después de todo).

3.No tiene que ser todo o nada. No se grita a los cuatro vientos, pero muchas (¡muchas!) madres que amamantan también utilizan la fórmula. De hecho, muchas mamás optan por la lactancia mixta y les funciona perfecto. Así que puedes amamantar y dar a tu bebé fórmula al mismo tiempo. Independientemente de lo que diga la asesora de lactancia, no tienes que elegir.

4.Te va a dar vergüenza mezclar la fórmula en público. Adivina qué: las mamás que amamantan no son las únicas que se sienten como si el mundo las estuviera observando y juzgando cuando alimentan a sus bebés en público. Seguramente habrá un momento en que tengas que luchar para sacudir a un paquete de leche en polvo y agua en una botella, mientras tu bebé llora, y te sentirás extrañamente marginada.

5.Siempre habrá culpa pero sabes que hiciste el esfuerzo de amamantar. Haz tu mejor esfuerzo y no te preocupes de la mirada inquisidora. Ese dulce bebé es tuyo, no de una madre que te puede estar juzgando por tu opción, y tú sabes la mejor manera de alimentarlo. Y tal vez ella te está mirando porque ha estado en el mismo lugar que tú y siente compasión.

6.Es aparatoso. Hay un montón de cosas que cargar a dónde vayas. Cuando das papa sólo necesitas de una (¿dos?) cosas que van contigo a dónde vayas. La leche siempre está ahí, siempre fresca y la temperatura siempre perfecta. Cuando das leche en fórmula, tienes que recordar los suministros, como las botellas pre-hechas, una fórmula adicional, un cooler, botellas limpias y agua embotellada. Es una lata. E inevitablemente se te va a olvidar algo. No vas a empacar lo suficiente. Y estarás fuera de tu casa con un bebé hambriento gritando y tendrás que correr a tu hogar o una tienda lo antes posible.

7.Volver al trabajo será más fácil. Dejar a tu bebé en casa después de que terminaste tu postnatal nunca es fácil. Pero si estás alimentándolo con fórmula no tendrás que pasar tu día de trabajo luchando para bombear dos o tres veces al día. Sí, el bombeo es totalmente factible para algunas mamás. Para otras, se añade otra capa de estrés en un período de por sí estresante (la vuelta al trabajo). La fórmula, nos guste o no, puede ayudar a aliviar esta carga.

8.Todavía te sentirás cerca de tu bebé. Alimentar a un bebé, ya sea con un pecho o con el biberón, siempre es una experiencia de crianza cálida.

9.Los papás pueden jugar un papel más importante.Cuando hay dos padres flamantes que no saben nada de nada, es bastante abrumador que uno solo esté 100 por ciento a cargo de la alimentación del bebé. Las botellas permiten que ambos -padres abrumados, exhaustos pero enamorados-, compartan la responsabilidad y la alegría de la alimentación. El papá también puede alimentar al bebé con leche materna (no estamos diciendo que no se pueda), pero con la fórmula, una persona no tiene que ser el fabricante de leche designado.

10.No hay conjeturas. Una cosa muy tranquilizadora acerca de llenar una botella y ver a tu bebé tomarla es que sabes exactamente, hasta la última fracción de mililitro, cuánto ha consumido. Una gran preocupación entre las madres que amamantan es simplemente no saber hasta qué punto el bebé ha comido. Por eso si tu personalidad no es compatible con este punto de la lactancia materna, nada es absoluto y puedes optar.

11.Es muy caro. La fórmula podría llamarse oro líquido también. A buscar picadas, cupones o a recortar en otras áreas, porque la fórmula es cara.

12.Otros te harán sentir mal. Puede ser con o sin intención, pero es probable que en un momento u otro, un amigo, un miembro de tu familia o un completo extraño te diga algo que te hará sentir mal. ¿La verdad?, a veces ni siquiera tienen que decir algo. Puedes estar en una cita de juegos donde todo el mundo habla de la lactancia materna y tú eres la “alimentadora de fórmula” en discordia. Tu mejor amiga te puede decir inocentemente: “Oh, pensé que estabas amamantando.” Tu suegra, bien intencionadamente, te puede decir que “materna es lo mejor, ya lo sabes.” Va a suceder. Tienes que estar preparada para escuchar y seguir adelante.

13.Se trata de tu salud también. La lactancia materna es fantástica para los bebés. Ni una sola persona en la Tierra puede disputar este hecho. Pero muchas personas parecen olvidar que la lactancia materna puede ser no-tan-fantástica para algunas madres. La lactancia materna puede ser agotadora y estresante. Puede ser dolorosa. Puede ser frustrante. Al final, la decisión de dejar de dar papa (o hacerlo mitad-y-mitad), puede ser lo mejor para la salud mental y física de la mamá. Siempre recuerda la regla de la máscara de oxígeno: Coloca la máscara sobre tu boca y nariz antes de ayudar a otros. No puedes ser la mejor madre para tu bebé si estás completamente estresada y con una salud pobre.

14.Las botellas son temporales. Cuando eres una mamá primeriza, puede parecer que la etapa del biberón dura un siglo. Esto no es así. La Academia Americana de Pediatría recomienda cambiar la botella por la taza a los 18 meses. Aunque rara vez esto sucede a tiempo, es bueno saber que pronto – muy pronto – la botella seguirá el camino de la cuna, la sillita para bebés, los autitos y el columpio. El camino que elegiste para alimentar a tu hijo/a no estará expuesto a la opinión y vista de otros todo el tiempo. Además, puedes introducir la leche normal a los 12 meses, incluso si tu bebé todavía está utilizando una botella (tip: probablemente la siga ocupando).

15.Ser madre es algo más que la alimentación de tu bebé. Es fácil dejar que “fórmula o pecho” defina qué clase de madre eres. Haz tu mejor esfuerzo para no dejar que esto suceda. Lo que hace que una buena madre sea tal es el amor, el cariño y la atención que muestras a tu hijo/a. ¿Están cubiertas sus necesidades básicas? ¿Está seguro? ¿Tiene frío o calor? ¿Está alimentado? ¿Es querido? Entonces, estás haciendo un trabajo fantástico. Respira feliz.

Post publicado en colaboración con Witty.la, sitio especializado en temas y tendencias para mujeres.