7 formas de ser una mala madre
“No sea mala mamá, no le cuesta nada”. Es un comentario que desde que mi hijo llegó a los 3 años, he comenzado a escuchar en diversas variaciones, especialmente, cuando de decir “no” o fijar algún límite se trata. Sin ir más lejos, hace un par de días me llevé un “mala madre”, acompañada de una cara de espanto horrorosa de parte de una señora en el mall, dicho justo en el momento en que mi hijo decidía si recuperaría alguna vez las fuerzas para volver a levantarse del suelo porque no le quise comprar un juguete, de esos que están en dispensadores a $500 pesos y que al parecer son diamantes de 900 mil kilates para los niños sobre 3 años.
Por eso, he aquí un listado que si sigues al pie de la letra, te llevarán directo a ganarte el título de ser una “mala madre”. Yo ya tengo mi título colgado en la pared y estoy segura de que muchas de ustedes también tienen el suyo. La asociación internacional de niños de entre 1 a 5 años los entrega todos los años. True story.
1. Decir que no. Aunque nos cueste. Incluso hasta el más convincente e ingenioso de los argumentos que puedan darnos nuestros hijos, si dijiste que no a algo desde un principio, manténlo. Ser consistente en la disciplina es clave para que un buen comportamiento se modele y mantenga en el tiempo.
2. Si no quiere comer, perfecto, pero no hay “snacks” y la “barra” se cierra. Desde que mi hijo mayor aprendió a decir “esta comida no me gusta, quiero… (cualquier otra cosa que le guste en ese momento), no lo fuerzo a comer, sí le pido que lo pruebe y si no le gusta, entonces que no lo coma, pero no habrán snacks o jugos para rellenar ante la auto presión de que “tiene que comer”. Hay una frase muy sabía que aprendí del pediatra Carlos González: ¿Se nos ha ocurrido pensar que si un niño tiene hambre, comería, y que si no come es porque no tiene hambre? Entonces bajo esta lógica, si mi hijo no tiene hambre a la hora de almuerzo, dejo que juegue o haga otra cosa, pero ya no cometo el error de darle algún snack, pasa el rato, viene el hambre y ahí come sin problemas.
3. Entender que la paciencia es un recurso no renovable y que hay que cuidarla. Mi paciencia en este caso, que aunque ha aprendido a recargarse bastante rápido cuando llega a niveles críticos, de igual manera, sigo trabajando en aprender a mantener “el decir que no”, explicado en el primer punto de esta tabla y sigo en aprendizaje constante porque criar no es cosa fácil, no lo es.
4. Disciplinar según tus normas, aunque todos te digan que no se debe hacer así o te aconsejen sus propias disciplinas. ¡Uf! Qué difícil ser mala madre en este punto. Criar bajo tus normas, bajo lo que tú y tu marido o pareja han decidido para sus hijos, como por ejemplo, no castigarlos. Y lo más importante, no caer en generalizaciones, todos los niños son diferentes y uno como papá tiene que ir encontrando el equilibrio en la crianza y disciplina, siempre teniendo en cuenta que ante todo, el respeto y amor son la mejor forma de criar.
5. No dejar de salir con él. Si es necesario, correr todo el día detrás de tu hijo, pero no dejar de salir con él o evitar situaciones de pataletas, berrinches y actitudes altamente cuestionables por otros.
6. No transar o aflojar nunca, aunque cueste. Pensar que estará bien “por un día o por un ratito”, dejar que haga tal o cual cosa. ERROR, en mayúsculas, más que aprendido en mi experiencia. Mi hijo es determinado, llevado a sus ideas, muy inquieto, entonces siempre está midiendo hasta dónde puede llegar y en ese sentido, los límites deben estar siempre, aunque reconozco que esto para mi se hace muy, muy difícil. Son tantas reglas que al final del día más de una termino olvidando. Lo sé, mala madre.
7. Ante críticas, malas caras o comentarios “bien intencionados” de quien sea, responde siempre con amor. Sí, tal cual como se lee, estás criando y tratas de hacerlo lo mejor posible, entonces frente a este tipo de situaciones, busca siempre una respuesta amable, incluso cuando venga de tu propio pequeño hijo que en la medida en que vaya creciendo se enfrentará o cuestionará muchas de tus desiciones.