¿Cómo y cuándo ejercemos una efectiva comunicación con nuestros hijos?
La comunicación con los niños es un tema que trasciende e importa de igual manera a todos los padres sin excepción. De todas las dificultades que se producen en la familia diría que es el punto por excelencia que saca “canas verdes”. Las largas jornadas laborales y escolares terminan con adultos y niños agotados en una casa que demanda más trabajo, cuando la verdad es que después de un largo día sólo se quiere descansar.
A toda esta vorágine diaria hay que sumarle que los papás y mamás cada vez cuentan con menos espacios para sí mismos, lo que inevitablemente decanta en estrés acumulado y menos disposición a abrir espacios de calidad con los niños, quienes también por su parte no siempre facilitan la apertura para relacionarse.
¿Por qué es importante comunicarnos de buena manera?
Nos permite intercambiar ideas, solucionar de mejor forma los problemas, previene la violencia y por sobre todo nos permite tener relaciones más estrechas con las personas, conectándonos emocionalmente.
¿Cómo podemos comunicarnos mejor entonces?
La comunicación puede fomentarse desde el embarazo y primer día de nacimiento. Los bebés son por excelencia repetidores de conductas, y aunque no lo creas, desde el primer día de nacidos observan los mecanismos de relación del entorno que los rodea, por lo que el desafío es para nosotros los adultos. Recuerda que cuando veas un bebé en algún lugar… te está mirando ¡chan! Y sí… está aprendiendo.
Concretamente es necesario que nosotros nos adaptemos a las necesidades de los niños para que de esta manera se puedan obtener mejores respuestas ¿Pero cómo?
1. Identificando sus gustos e intereses. Si no mostramos interés por conocer sus gustos e intereses no podremos conectar con ellos. Esto demanda tiempo, porque no sólo basta con saber que a tu hijo(a) le gusta Pokemon Go, si no que también es necesario que te involucres e investigues si es necesario, y ¿Por qué no dar una sorpresa hablando con propiedad de un tema que tu hijo(a) jamás pensaría que tu conozcas? Sólo imagínate diciéndole “¡Ah sí! Ese es (Rellené con un nombre de Pokemón que conozca aquí)” y los ojos de huevo frito que abriría. Esto permite además que se sientan escuchados y “vistos”, lo que automáticamente te abre la puerta a establecer una mejor comunicación.
2. Dar indicaciones breves y concretas. Si quieres que tu hijo(a) haga algo, indica concretamente sin “sermones” (aunque den unas ganas tremendas de hacerlo).
3. Ser honesto. Debemos también ser capaces de decir “estoy cansado”, “tengo pena”, “estoy contento”. Ojo, que no se trata de contarle la vida a los hijos, se trata de abrirse a la conversación y aprovechar de mostrarles que también pasas por cosas en tu día a día. Puedes contarles cosas que ocurrieron, cosas entretenidas, del trabajo interesantes, etc. Pero nunca confundir a tus hijos con amigos con los que te puedes desahogar de cosas personales, como temas de pareja.
4. Flexibilidad. Si es necesario dejar de lado quehaceres de la casa en pro de un momento para conversar, hazlo, ni lo dudes, lo agradecerán.
5. “Predica y practica.” ¡Uf! Qué difícil ¿no? Bueno, si nos contradecimos no somos confiables, y sin confianza buena comunicación no podrás establecer.
Por: Ps. Fabiola Orellana Moraga, Psicóloga Infanto-Juvenil.