Construir la memoria: Cómo los recuerdos de la infancia que llevarán mis hijos, son también mis recuerdos
Hace unos días estaba cocinando con mi mamá y recordábamos mis inicios en la cocina. En cómo era y sigue siendo su costumbre invitarme a cocinar con ella aunque no me guste demasiado cocinar y quizás ella no lo sabe, ahora se lo estoy diciendo, que probablemente ese sea uno de los grandes recuerdos que llevo para siempre en mi memoria con ella, las dos cocinando, ella retándome porque soy muy apurete para cocinar, enseñándome a que las medidas son subjetivas y que todo va “al ojo” y yo enojándome porque me manda demasiado y porque “dios santo que se demora esto en cocinarse”.
Similares recuerdos estoy construyendo, casi sin querer, con mis hijos día a día.
Uno no sabe ciertamente qué se llevarán y qué no en su memoria más adulta de lo que fue su infancia. Yo lo veo en mi caso, mi mamá debe pensar que son otras las cosas que me recuerdan a ella pero lo cierto es que son sus lecciones de cocina las que han quedado para siempre en mis recuerdos.
Por eso es que cuando vi el comercial de Hellmann´s de la niñita que quiere cocinar su almuerzo y ayudar a la mamá, y que en el proceso baña a su muñequita porque la receta dice “a baño María”, no pude primero dejar de emocionarme (porque uno cuando es madre se emociona más fácil que nunca al parecer) y luego pensar en qué, cuáles son o serán a futuro los recuerdos que construyo día a día con mis hijos y ciertamente, en los malos días, en los días en que se portan pésimo por ejemplo, o yo no estoy en la casa o hay miles de cosas que hacer, me lo cuestiono aún más.
Ver este tipo de representaciones, como la mostrada en este comercial, me vuelve a reafirmar algo muy importante para mi sanidad de madre imperfecta y es que por más que trate de armar “recuerdos perfectos con mis hijos”, la realidad es que la memoria es selectiva, yo no sé si mis hijos sabrán que estaba “creándoles un recuerdo” y a veces en intentarlo tanto, ni siquiera sale como lo hubiera querido. Me ha pasado y es frustrante debo admitirlo.
Creo entonces firmemente, y cada día más, en intentar, en la medida de lo posible, no de crear todos los momentos con mis hijos en el día a día porque eso sería volverme loca, pero sí preocuparme de que hayan momentos únicos junto a ellos que tengan una cierta recurrencia en el tiempo y así, en acciones tan simples como invitarlos a cocinar contigo, que te vean haciendo cosas especiales para ellos, en salir con ellos, en jugar un ratito, en cada momento que puedas con ellos.
En fin, en situaciones cotidianas tan sencillas, como incluso ir al supermercado y que te ayuden a elegir la comida, ir creando en ellos sus recuerdos de infancia, uno donde estarán ellos junto a ti y al mismo tiempo serán también tus recuerdos, y eso es algo que en su edad adulta, sabrán agradecer, así como tú lo haces cada día junto a ellos. (no, no me emocionado, solo tengo algo en el ojo, snif).