Por: - Enero 2nd, 2014 - Sin Comentarios »

Diciembre, el mes de prueba para las mamás

Diciembre fue de esos meses que lo único que quieres es que se acaben. En diciembre todo se junta y la necesidad por tratar de hacer todo y lo que es peor, hacerlo bien, se instala como un imperativo, junto con la sensación de sentir que todo el mundo está expectante en ver cómo saldrás de todas las fiestas, del trabajo, de los tramites propios de fin de año y así un largo etcétera no te deja tranquila.

Con tanto por hacer, no me dio tiempo para escribir y cuando intentaba hacerlo, era como una obligación más, razón por la cual decidí finalmente hacer un alto en el blog ya que cuando las cosas se transforman en “actividades” más que en descanso o distracciones es mejor parar un rato. En un mundo donde poder disfrutar de un pasatiempo ya no es “pasar el tiempo” sino que es “perder el tiempo”, yo prefiero sentir que sí, que todavía puedo tener un momento para hacer lo que me gusta sin que sea una carga o una imposición y que si es perder el tiempo, entonces es tiempo bien perdido.

Con eso en mente, dejé un rato de escribir para que este “disfrutar” no se transforme en una necesidad de que todo tiene que ser hecho y, vuelvo a repetir, hecho bien, tal como con la exigente y a veces agotadora maternidad, donde no basta el intentar, no, en la maternidad o se hace bien o se falla.

Pero esa visión – extrema por cierto- es la que al final nosotras como mamás nos ponemos encima, porque que yo recuerde nadie me dijo en la clínica o me pasaron un papel con indicaciones de cómo hacer todo bien bajo lo que yo denomino “el concejo de madres criticonas”, porque ante ese concejo como mamá me he equivocado ya hartas veces y he pensado también en que lo hago pésimo.

No obstante, luego me doy cuenta de que eso a mi hijo no le importa o no se da cuenta o simplemente se le olvida, él no me lleva un libro con mis errores o caídas y no le importa que tan bien hago o no hago las cosas y eso es lo mágico creo que tienen los niños, que te quieren por sobre todo y saben que siempre tratarás de hacer lo mejor posible todo por ellos. Así no más, fe que le llaman.

Por eso, diciembre es un mes que pone a prueba a las madres donde tienen que tratar de que todo salga bien, que los niños sean felices, que la familia disfrute de las fiestas, que el trabajo cierre bien el año y la lista podría seguir. Mi diciembre ya terminó al menos y el resultado fue relativo, no pude hacer a todos felices, fue estresante y muy trabajado, pero la felicidad llegó el 24 en la noche, cuando con el primer regalo abierto, mi crío se rió a carcajadas de la emoción, aplaudió y nos abrazo (o bueno, la idea de abrazo que es como pegarnos en la cabeza mientras nos rodea con sus bracitos) y así, fue en extremo feliz, tal cual lo había imaginado.

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