Mindfulness y el silencio: prácticas para escuchar el presente
¿Se puede “hacer” silencio? Cuántas veces recibimos de niños esa orden imperiosa: “¡Silencio!”,
“¡Cállate!”, “¡guarda silencio!”. Pero, ¿se puede “hacer” el silencio? Con el tiempo -y ya de bien adulto- fui aprendiendo que el silencio, como tal, no se hace. No lo puedo crear. A lo más, puedo callarme. Porque el silencio siempre está ahí. Incluso en el patio de un colegio, en medio de un recreo. Incluso con tu bebé llorando por enésima vez en la noche (¡cómo lo he podido constatar en estos últimos cuatro meses!)
En una entrevista, el poeta argentino Hugo Mujica, que pasó siete años en un monasterio trapense
con voto de silencio, explicó de la siguiente manera su experiencia: “El silencio está ahí, no es que nosotros decimos ‘hago silencio’, porque como soy dueño del lenguaje, también soy dueño de
callarme y hago yo el silencio. El silencio es algo que está ahí, expresando lo que no escuchamos
porque hablamos. Entonces, en realidad, el silencio encarnado es volverse escucha”.
¿Y cómo nos volvemos escucha? Cerrando la boca, me dirás. Pues sí, ese es el primer paso, que a
algunos resultará más fácil que a otros. Pero después viene lo más difícil: aprender a escuchar con el corazón. Y para eso, se requiere dejar de sintonizar por un momento esa radio interna que está todo el rato transmitiendo en nuestra cabeza, juzgando, clasificando, divagando, pre-ocupándose, ocupándose.
La práctica Mindfulness nos regala una forma simple y efectiva de “cambiar el dial” para aprender
a “sintonizar” el presente. El mindful listening (escucha mindful) es una herramienta que nos
permite llevar amablemente nuestra atención a la audición, para percibir con ese sentido todos los sonidos que hacen parte de nuestra realidad, momento a momento. Así como con la respiración,
no hace falta aquí realizar un esfuerzo mayor para ejercitar el oído. Sólo basta detenerse por un
par de minutos (o más si quieres) y dejar que lo que nos rodee nos hable. Nos volvemos receptivos, manteniendo una actitud curiosa y atenta, como si escucháramos por primera vez.
Por experiencia propia, te puedo decir que se trata de una práctica que disfrutan mucho los más
pequeñitos. En un mundo saturado de ruido, hoy nos vemos en la necesidad de enseñar a los
niños cómo escuchar. Porque aprendiendo a escuchar el mundo que nos rodea, aprendemos a
escuchar nuestros pensamientos y emociones.
El sicólogo español Luis López, autor del libro “Meditación para niños”, explica que “lo que
tenemos que hacer es recuperar silencios, formas de estar tranquilos, escuchar nuestras
emociones. Hoy día no hay referentes de silencio en nuestras casas, porque nos levantamos con la
radio, comemos con la tele, estamos distraídos, uno come un trozo de pizza con prisa en el
pasillo… Es normal que tengamos este estrés que tenemos”.
Por eso, te quiero invitar a que como madre comiences a recuperar momentos de silencio en tu
vida, para que puedas cultivar semillas de silencio en tus hijos. No es difícil, si te lo propones de manera gradual y eres amable contigo misma. Basta comenzar con uno, tres, cinco minutos al día.
Y así como con la respiración consciente (ver aquí), también puedes compartir esa experiencia de
“escucha mindful” con tus niños a través de estas breves prácticas:Campo minado: es una forma entretenida y lúdica de practicar la escucha atenta junto a tu hij@s.
Necesitas sólo un pedazo de género para taparte la vista. Siéntate en un lugar cómodo, pídele a
uno de tus pequeñitos que te vende los ojos y adopta el “cuerpo mindful” (es una buena oportunidad de recordarles cómo hacerlo). Los niños deben sacarse los zapatos y comenzar a
caminar a tu alrededor lo más silenciosamente posible, sin tocarte. La idea es que con tu brazo
vayas indicando dónde se encuentra el o tus hij@s. Si logras apuntar directamente a alguno, éste
deberá tomar tu lugar y así continuar el juego.
Mindful listening: pídele a tu hij@ que adopte su postura mindful (ver aquí) y haga tres respiraciones profundas. Luego de un rato de silencio, invítalo a escuchar los sonidos que hay a su alrededor y a contar cuántos sonidos puede escuchar en un minuto. Compartan la experiencia.
Oreja superpoderosa: pídele a tu hij@ que adopte su postura mindful (ver aquí) y haga tres respiraciones profundas. Luego pídele que intente escuchar 3 sonidos cerca suyo y luego otros 3 sonidos, lo más lejos que pueda escuchar. ¿Quién pudo escuchar el sonido más lejano? ¿De qué se trataba? ¿Cuánto duró? ¿Pudieron identificarlo?
Tren de sonidos: invita a tu hij@ a que se ponga a la escucha de lo que sucede a su alrededor y que imagine que cada sonido que va escuchando es como el vagón de un tren. Así, si oye muchos sonidos a la vez, puede imaginar que es un tren muy largo…o corto, si al momento de practicar hay mayor quietud. Pídele que lleve su atención a los espacios entre cada vagón, o sea, al silencio que hay entre sonido y sonido.
Adivine buen adivinador: Elige objetos de tu casa con los que puedas realizar sonidos interesantes (una olla, una campana, papel de diario, cubiertos, vasos, etc). Pídele a tus hijos que cierren muy bien los ojos y comienza a producir sonidos con los objetos, primero suavemente y luego más fuerte, hasta que alguno adivine de qué se trata. ¿Qué sonidos pudieron identificar con mayor facilidad? ¿Cuáles fueron los más difíciles?
Mindful music: elige la canción favorita de tu hij@ y disfruten ambos escuchándola juntos como si lo hicieran por primera vez. Luego, vuelvan a oír la canción, pero esta vez pídele que elija sólo un instrumento musical de los que participan en el tema (guitarra, batería, bajo, voz, etc) para que le preste atención exclusiva. ¿Le resultó fácil o difícil? ¿Pudo mantener la atención en sólo un instrumento o se distrajo? Pídele que comparta su experiencia. Este ejercicio le permitirá además ejercitar la concentración.
Javier Aguirre Helfmann
Facilitador de Mindfulness Infantil
contacto@mindfulness4kids.cl