Niños y exposición a distintas pantallas: cuánto y cómo: Una visión práctica y que te servirá muchísimo
Pensar que nuestros niños no accederán a ningún tipo de tecnología relacionada con pantallas es como pensar que el mundo tiene unicornios, de verdad. Por lo mismo, lo mejor es ser realistas y conscientes de que el acceso a las diferentes pantallas tiene que tener un rol que sea de entretención mezclada con educación, donde la interacción también esté dada junto a los padres y por sobre todo, de un marco de control y de tiempo que acá les presento según lo establecido por la Academia Americana de Pediatría.
De 0 a 2 años. Los niños menores de dos años necesitan explorar el mundo que les rodea e interactuar con él lo que más puedan. Esto les otorgará herramientas para potenciar distintos aprendizajes, tanto en el área del lenguaje, cognitiva, motora y social-emocional. Al tener además muy limitada aún la memoria y la capacidad de atención y concentración, hasta los 15 meses en promedio, es prácticamente imposible que el uso de pantallas como de aplicaciones, les permita aprender, esto porque no pueden traspasar ese aprendizaje a una realidad tridimensional, por lo tanto, no es recomendable que usen este tipo de dispositivos como tablets o teléfonos y menos el televisor.
Distintas investigaciones han demostrado que hacia los 15 meses y al año y medio, los niños, mientras interactúen con sus padres al usar pantallas, podrán eventualmente realizar ciertos aprendizajes, pero no son del todo concluyentes, por lo mismo, la AAP recomienda que se limite o anule el uso de pantallas hasta los 2 años del niño.
De 3 a 5 años. La Academia Americana de Pediatría es enfática en señalar que en esta etapa preescolar, los niños pueden ver ya sea TV o bien usar dispositivos móviles, viendo siempre programas o aplicaciones educativas. En este sentido, shows como “Plaza Sésamo” son ideales según explican en sus guidelines, puesto que puede ayudarles a un mayor desarrollo de sus habilidades cognitivas, de comprensión y de aprendizajes sociales y emocionales. No obstante, estos no deben ser los únicos medios de aprendizaje, puesto que es en la interacción con su entorno, padres, educadores y sus pares, donde irán realmente aprendiendo y poniendo en práctica sus conocimientos, siendo entonces el uso de las pantallas limitado pero permitido, mientras tenga un fin y un propósito. (O sea, adiós videos de YouTube de niños o adultos abriendo juguetes jajajaja).
Sobre el uso de los “e-books”
Los libros digitales o e-books, que pueden ser leídos desde pantallas, a menudo traen distintas interacciones y acciones que según la AAP pueden ir en desmedro del inicio de la comprensión lectora que comienzan a desarrollar desde muy temprana edad, antes de leer formalmente. A razón de esto, no se recomienda ampliamente su uso, y si se utilizan este tipo de recursos, que ojalá siempre vayan mezclados con leer un libro de papel, que permita al niño ir siguiendo la lectura en voz alta de quien le está leyendo y junto con ello, se puede ir interactuando con preguntas o con reflexiones.
En conclusión:
La Academia Americana de Pediatría es clara: no pantallas a menores de dos años y por sobre los dos años, darle un uso muy limitado, no más de una hora diaria, que permita después o antes, enganchar a los niños en otras actividades, que serán fundamentales para su desarrollo y también para comenzar a establecer hábitos de consumo de pantallas y con ello asociar su uso a un ámbito educativo o bien de entretención pero que no es el único medio para obtenerlo.