Por: - Octubre 16th, 2015 - 1 Comentario »

“The mommy war” o la guerra de las madres, cómo no ser parte de ella

Hace un tiempo, creo que cuando mi guagua tenía como 4 meses y aún vivíamos en Santiago, me tocó ir sola con mi hija a control con el pediatra. Al llegar a la clínica, traté de abrir el coche y no pude, en mi desesperación, una pareja se me acercó y me ayudó a armar el coche que se había trabado con esos seguros que traen a los lados y que sólo el Dios de los coches sabe cómo destrabar.

Mientras estaban ayudándome me di cuenta de que la mamá andaba vestida full lactancia, con una polera especial y con esos pañuelos que se transforman en una capita para no andar mostrando la pechuga. El papá en tanto, llevaba a la guagua de unos cuatro o cinco meses en un fular, la guagua dormía plácidamente, sin chupete y vestido con ese algodón exquisito orgánico y ah! Andaban sin bolso pañalero, solo un bolsito cruzado cargado por la mamá.

Cuando finalmente logramos armar el coche, puse a mi hija vomitada por su maldito reflujo y por supuesto recién cambiada, la acomodé como pude entre las 20 chaquetas con las que la abrigo y busqué frenética el chupete porque comenzaba el llanto. En el momento en que ya me despedía de ellos, la mamá me empezó a preguntar por qué mi hija usaba chupete y si es que la amamantaba. Le respondí en monosilabos y al llegar la respuesta de la parte del amamantamiento me dijo “no debieras darle relleno, el pecho es lo mejor”.

Con esa frase, terminamos de despedirnos y al irse, noté que la mamá me dio “la mirada”, esa que todas alguna vez hemos sentido, esa donde sabes que hay un juicio pero no sabes exactamente qué te pueden estar juzgando porque bueno, en primer lugar tienes harto material para que lo hagan y en segundo lugar ya tienes claro que lo haces todo mal.

Al darme cuenta de esa mirada obviamente me dio un poco de rabia porque es muy fácil hacer un juicio sobre una mamá basado en lo que ves y me dieron ganas de ir corriendo, de limpiarme el vomito de mi hija en mi blusa, arreglarme un poco el pelo, sacarme la salsa de tomate del pantalón que mi hijo mayor me pasó a manchar en el almuerzo, agarrar mejor el bolso con las 10 mudas que tengo que llevar cada vez que salgo con guagua (gracias a ti reflujo, sí a ti) y decirle respecto a su “mirada” lo siguiente que detallo en 3 puntos:

1. Como mamás debemos unirnos para llevar adelante nuestro nuevo rol: Apoyarse y no imponer su forma de maternidad por sobre otra, respetar cada proceso y antes de hacer preguntas incómodas, pensar que pueden haber poderosas razones detrás de cada decisión que como madres tomamos en nuestra maternidad.

2. Cada mamá va avanzando en su maternidad basada en qué es lo mejor para ella y su hijo: En mi caso, muchas veces me he visto con la “mirada” cuando no pude llevar adelante la lactancia exclusiva. Incontables veces me he enredado y justificado, dando más razones de las necesarias, de por qué no pude, pese a todos los esfuerzos, lograr una lactancia materna exitosa, cuando en realidad lo único que debiera importarme a mi y a todos los que preguntan el que mis dos hijos están sanos, creciendo hermosos y con el peso adecuado. Y soy honesta, al ver posts en sitios de maternidad o fotos en Instagram de “que la tetita es lo mejor” o “que todas podemos dar pecho y las que no son flojas”, me duele en el alma ver en ellos mi fracaso y me cuesta dejar de pensar en que no es un “fracaso”, al contrario, le puse todo el empeño y de porfiada mantuve una lactancia mixta hasta los 6 meses con cada hijo.

3. La maternidad es difícil y todas estamos en lo mismo. Por eso, antes de dar “la mirada”, mejor solidarizar. ¿El coche es complicado? “Pucha, conoce el fular, te cuento cómo funciona”. Un gesto así es la mejor ayuda entre mamás, darnos consejos, pasarnos datos, sentirnos entre todas que somos parte de una comunidad y que todas queremos lo mejor para nuestros hijos.

En resumen, cada madre o padres en conjunto tienen su estilo, sus creencias y sus formas de llevar la crianza pero no por eso deben dar “la mirada” a uno que no esté en su sintonía. Yo como mamá hago desde mi forma de maternidad el mejor de los esfuerzos día a día y no solo en cuanto a criar se refiere, también he aprendido a no andar dando “las miradas” a otras madres.

En Estados Unidos le llaman a esto la “mommy war” o “guerra de las madres”, donde es un tema que frecuentemente se aborda en los programas tipo matinales, en blogs de maternidad y en otros medios, tomando como punto de partida el si las madres dan, han dado o darán pecho a sus bebés. De ahí para adelante, todo es juzgar, de hecho hasta brillantes campañas publicitarias se han hecho al respecto, como esta que al final de la nota podrán ver.

Así es que ¡madres!, ayudémonos entre todas y no andemos dando “miradas”, si una da pecho y la otra no, no la juzgues, ella sabrá por qué y tendrá sus razones, si una anda con coche y la otra no, no la juzgues, puede que sea tan torpe como yo y se ande tropezando hasta con su sombra, si una usa chupete con la guagua y otra no, un bebé tranquilo es todo lo que se busca. No hay una sola manera de criar y todos los niños son diferentes, como un copito de nieve.