“Threenager” o adolescente de 3 años, la nueva etapa que sigue a los “terribles 2”
Hace unas semanas leí en mis noches entre papa y papa, un artículo publicado en el Huffington Post sobre las 10 cosas que te indican si estás viviendo con un “Threenager”. Al principio no le puse mucha atención al leerlo porque mi hijo aún no llega a los 3 años, sin embargo, a medida que iban pasando los párrafos, tuve que parar y volver a leer, esta vez en voz alta a mi marido y fue como: “¡escucha por favor esto y dime si no tenemos en casa ahora a un adolescente de 3 años!”
Así es que acá las 10 señales traducidas del post original más 5 señales extras descritas por esta madre tras convivir con mi adolescente de 3 años este último tiempo.
1. Vives en un constante miedo de dudar si cortaste bien y en la forma indicada el pan o tostada. Hoy quería en forma de triángulo su pan, luego lo cambió a rectángulo, pero nada de eso importa, porque inmediatamente después de que te dijo, cambió su opinión, por supuesto después de que cortaste el sándwich y así, el infierno comienza.
2. Elaboran argumentos de gran lenguaje para decir que no (con las manos firmes apoyadas en sus caderas). “No voy a limpiar, no voy a ordenar, voy a hacer lo que yo quiero hacer” y luego se van moviendo los brazos y haciendo movimientos de negación, parando un ratito para ver si los estás mirando, si es así, bien, han ganado.
3. Comienzan a dar serias opiniones respecto a su vestuario, exigiendo incluso cambios en el outfit del día. Esto porque ya “no se siente Buzz o Pocoyó en su buzo y polera” (Vaya a saber uno cómo se viste uno de esos monos cuando no anda con su traje de mono).
4. Se transforman en increíbles niños sin huesos y con una capacidad de estiramiento digno de atleta olímpico, logrando además ser 30 veces más pesados que su peso normal. Y es que en el minuto en que les pides salir, ir a comer, ir al mall, dejar de jugar o lo que sea que implique obedecer florece en ellos una habilidad especial, que sólo se tiene a esta edad y que al parecer la dureza de la vida te va quitando.
5. Huyen de todo. Así no más, desaparecen y los encuentras escondidos detrás de la cortina (habrá algo más lindo que verles sus patitas debajo de la cortina y que ellos piensen que nadie los ve), especialmente cuando tienen que vestirse o salir de la casa al jardín. Huir de ti se ha transformado en su actividad favorita por estos días, es como su atletismo se podría decir.
6. Hacer o no hacer siesta, esa es la cuestión. Si les preguntas si quieren hacer siesta, te dirán que no, hasta que los vas a dejar a su cuna o cama, ahí caen y pueden dormir 3 horas si no los despiertas y lo peor, se despiertan de malas pulgas y en las mañanas al levantarlos es otro drama de proporciones, porque en ese momento siempre estarán cansados, claro, cansa dormir 12 horas en la noche.
7. Quieren todo, 3 veces, porque tienen 3 años.
8. Una luz roja es motivo suficiente para perder la paciencia, los adolescentes de 3 años NO tienen paciencia. Lo mismo con los juegos, si se equivocan, ya he sido testigo de grandes construcciones de Lego desarmadas al minuto de haber sido construidas porque simplemente “el rojo no iba ahí”.
9. Quieren hacerlo todo SOLOS. Aunque eso implique esperar a que sin éxito alguno puedan abrocharse el cinturón de la silla o comer el yogurt sin dejar todo manchado, no importa, ellos juran que lo están logrando y tú debes creerlo también, ok?
10. Te negocian TODO. Y así te das cuenta del tremendo potencial que tienen para convertirse en abogados o esos grandes ejecutivos del lobby, ya lo imagino negociando sus “tiempos fuera” en el congreso.
11. Es imposible ganar una discusión con ellos. Como buenos adolescentes (de 3 años) creen que siempre tienen la razón, especialmente cuando se trata de temas como dormir, bañarse o comer, aparentemente, sí se pueden mezclar los tallarines con plátano y sí quedan ricos, estamos?
12. Son prisioneros de sus emociones y de su pasión. O todo es “mamá eres la más linda del mundo” o todo es “mamá peshala” (que es mamá pesada). Menos mal que no ha aprendido más palabras porque sino estaría en problemas, yo, no él. O bien, este es el “pior día de todos” o “es el mejor de mi vida”.
13. MI pieza, MI desorden. Pedirle a un “threenager” que ordene su pieza es lo mismo que pedirle a un adolescente que ordene, lo harán, pero todo el resto te lo dejan en un limbo misterioso del cuándo, cómo y dónde.
14. Comienzan a buscar su estilo. Sea salir a la calle en tutú o con una toalla como capa, la búsqueda del estilo propio es algo que ya empezó y se prolongará probablemente durante toda la vida, tal como fue nuestro caso en los años adolescentes.
15. Desafían la autoridad. Ya sea la autoridad paterna, materna o la misma ley, de a poco van conociendo el poder de la rebeldía y sus consecuencias, que JA! son una gota de agua que resbala sobre sus ropas, total todo lo arreglan y quebrantan con esos ojos hermosos y esas sonrisas encantadoras de tres años o de casi casi 3 años.