5 situaciones que se viven en el postparto al volver a casa

Las primeras semanas post-parto son complicadas, de eso toda madre puede dar fe, porque sumado a toda la incertidumbre, miedo, preocupación extrema, falta de sueño y miles de otros factores, también sobreviene una mini-depresión o el llamado “Baby Blues”, un estado que no debiera durar más de 2 o 3 semanas y que se produce por todo el increíble cambio hormonal por el que está pasando tu cuerpo, ajustándose ahora a que tiene que volver a funcionar solo para ti y no para dos como fue por 9 meses y a que bueno, ahora eres madre y tienes que vivir por ti y por otro.

Por eso, y para que quede en antecedente frente a futuras lecturas obligatorias a mis hijos (cuando se porten mal) una pequeña lista de 5 cosas que te han pasado, te van a pasar o te han contado del post-parto:

1-Llegas a la casa con tu guagua y sientes que es lejos el lugar más inseguro y ajeno del mundo. No importa cuánto lo preparaste, en el minuto en que te vas de la clínica abandonas esa isla paradisíaca que fue y vuelves a tu casa que ahora es demasiado helada, calurosa, oscura, clara, etc. Y aunque la dejaste por sólo un par de días, al volver la sientes extraña, ya no es acogedora, no sabes cómo acostarte con tu guagua para que queden cómodas, no sabes si llevarla o no al living, si dejarla en su cunita o andarla trayendo para todos lados y así no te darás ni cuenta pero pasarás el primer mes encerrada en tu pieza.

2-Te conviertes en un blanco fácil de adquirir todas las pestes y enfermedades del catálogo puerperal. Habrá palabra más fea que “puerpera”? Pues bien, por 28 días eso serás y estarás expuesta a bajas innmunologicas, cambios hormonales, alzas o bajas de presión y a un setlist de enfermedades que en tu vida habías escuchado, “Herpes Zoster? Qué es eso en mi espalda y en mi guata? Dios Santo!” O “me resfrié, voy a contagiar a la guagua ahora, ok, este es el fin”.

3-El día se hace eterno y repetitivo, después de no dormir nada. Así es, durante este primer período, de adaptación, como la guagua no duerme nada, tú tampoco, entonces el día pasa pero no avanza, y llega la noche nuevamente y todo se repite y si es el primer hijo, claro que podrás dormir con él en el día, pero cuando ya es el segundo, ni pensarlo, los momentos de descanso de tu guagua son ahora para dedicarlos a tus otros retoños o a ti, que con urgencia necesitas distraerte un rato con un poco de TV o con una ducha, pero de esas de más de 2 minutos y no con agua que no alcanza ni a calentarse, como ha sido la tónica ahora con un nuevo ser humano en tu vida.

4- Todo, todo te duele y es incomodo. Sea cesárea o parto normal, todo o algo duele y además tienes esa regla o loquios o entuertos que parece que nunca se van a ir y odias tener que ir al baño, pero tienes que ir igual y luego, como si nada, seguir cuidando de este mini humano.

5- Te sientes increíblemente torpe, poco hábil, sin motricidad fina alguna. Aunque en mi caso personal, nunca he sido un delicado cisne, con tanta cosa pasando en tu cuerpo y en tu mente y con todos los miedos propios de los primeros días, toda tarea práctica con tu guagua te cuesta y realmente aprecias cuando tu madre o suegra te ayudan a mudar al crío y limpiar su ombligo o ponerle la ropa, tareas sencillas pero titánicas con tus ahora manos de lana.

Y el bonus? La lactancia, aaaaah, qué cosa más difícil los primeros días, pero no los de la clínica, esos son un amor y piensas que todo seguirá igual en la casa, pero no, ya tu guagua pide comida y la pide cada 15 minutos si así ella lo requiere y como todo el mundo te ha dicho que es “a libre demanda”, entonces, sin saber mucho qué hacer, estás basicamente todo el día amamantando y tu vida comienza lentamente a dividirse en espacios de tiempo, cada 2 horas, cada 3 horas o cada una hora cuando las cosas se ponen cuesta arriba con la alimentación.

Pero, para asombro de toda madre, los 28 días de puerpera postparto pasan, los miedos se disipan y como me dijo mi doctor “poco a poco te conviertes en experta de tu guagua”.

Relacionados