Cuerpo mindful: aprendiendo a nadar en el presente
Aprendí a nadar a los diez años. Es cierto, muchos niños aprenden antes. Pero yo le tenía miedo al agua. Y sumergir la cabeza definitivamente no estaba entre mis actividades favoritas. ¡Ni que se diga abrir los ojos bajo el agua! Así que me tomó tiempo -y una fuerte dosis de coraje- hacerme a la idea de que, si quería disfrutar del verano junto a mis amigos, tenía que saber nadar. Y aprendí de la forma tradicional: bien agarrado al borde de la piscina, primero me fui familiarizando con la idea de sumergir la cara en el agua. Luego la cabeza completa. Cuando me quedó meridianamente claro que por hacer eso no me moría, me atreví a dar el siguiente paso: flotar. Recién entonces pude ir incorporando paulatinamente la técnica de respiración y braceo.
Aprender a usar mi cuerpo Mindful para enseñar luego a mis hijos
El caso es que, así como para aprender a nadar se deben adquirir y desarrollar de manera progresiva una serie de capacidades, Mindfulness también requiere de ciertas habilidades que deben ser asimiladas y cultivadas para llevar a cabo su práctica. Antes de sembrar, debemos preparar la tierra. No te preocupes, que no hay ningún “ingrediente” que te haga falta. De todos puedes encontrar en tu “despensa”, aunque aún no lo sepas.
El primer ingrediente que requerimos para “cocinar” este plato de “presencia plena” es la quietud. Aprender a detenerse. Hacer una pausa. No te asustes, que sólo se trata de una pausa. No te pido que dejes todo botado y te vayas a la montaña. Sólo necesitas elegir un momento del día, el que más te acomode, para hacer un breve alto en tus actividades y reencontrarte contigo mismo.
Puede ser un minuto, cinco, diez o más. Tú eliges. No es la duración lo que cuenta, sino cuánto de ti logras poner en ese periodo de silencio. Cuánta presencia tuya le imprimes a esa pausa.
El segundo requisito es buscar un sitio apropiado para que puedas vivir esa pausa, donde puedas estar tranquila y en silencio. Esto puede ser de gran interés para tus pequeños si, con algo de imaginación, conviertes esa elección en un juego. Pueden escoger juntos el “rinconcito mindful”, un lugar donde tú y tus hij@s se sientan seguros, cómodos y relajados. Cuando vayas avanzando en tu práctica, podrás darte cuenta que cualquier lugar es adecuado para traer tu atención al momento presente. Incluso en medio de un taco camino al colegio, o en medio de una multitud apiñada en el andén del Metro a las 7:30 de la mañana de un lunes cualquiera.
Pero para aprender a nadar, primero se debe saber flotar. ¿Me sigues? Y la mejor forma de aprender cualquier habilidad es bajo condiciones favorables y “controladas” que propicien un correcto y progresivo aprendizaje. Ese lugar de quietud y calma que escojas con tus hij@s, aunque sea un pequeño rincón de una habitación, será el “borde de la piscina” en la que juntos aprenderán a flotar, para luego lanzarse a nadar en aguas más profundas.
El tercer ingrediente básico es adoptar la postura mindful, que en inglés se conoce como “mindful body” (cuerpo mindful). Es una técnica muy simple, pero muy efectiva a la hora de ayudar a traer naturalmente tu atención al momento presente. Debido a lo sencilla que resulta, puedes enseñarla fácilmente a los niños:
1.- Siéntate de manera relajada
2.- Estira la espalda
3.- Mantente quieto
4.- Guarda silencio
5.- Mantén mente y cuerpo relajados, pero alertas.
6.- Cierra suavemente los ojos
Como podrás advertir, la calma, el silencio y una actitud alerta son los ejes de la postura mindful, porque de lo que se trata con esta técnica es mantener nuestro cuerpo atento a lo que sucede en el momento presente, tanto fuera como dentro de uno mismo (pensamientos, sensaciones y emociones). De nuevo, puedes presentarle esta práctica a tus hij@s de manera lúdica, sugiriéndole por ejemplo que desde ahora en adelante tendrán en el ombligo un “botón de pausa”; cada vez que se sienten en ese rincón de calma, podrán activar ese botón para adoptar la posición del “cuerpo mindful”.
Intenta mantener esta postura durante unos minutos y ve lo que sucede. Haz silencio y mantente alerta, atento a lo que vayas percibiendo con los sentidos, especialmente lo que escuchas. El “cuerpo mindful” será la base sobre la que iremos conociendo muchas otras prácticas en las próximas semanas, que te ayudarán a ti y a tus hij@s a llevar y mantener la atención en el momento presente. Así, cuando hablemos de “postura mindful” o “cuerpo mindful”, ya sabrás a lo que nos referimos.
Como en muchas cosas en la vida, comenzar algo nuevo siempre cuesta. Hay incertidumbre, desconocimiento, miedo. Iniciar la práctica Mindfulness no es la excepción. Pero como te contaba en el post anterior, no hay mejor formar de conocer este camino que recorrerlo con tus propios pies. “El camino siempre está bajo nuestros pies”, reza un antiguo proverbio zen, y en Mindfulness este aforismo no puede ser más cierto. No basta leer acerca de Mindfulness, hay que ponerlo en práctica. Sólo así podrás desarrollar la atención plena…y sólo así podrás enseñarla a tus hij@s.
Te invito a compartir tus experiencias con nosotros, escribiéndonos acerca de lo que sentiste durante los minutos que mantuviste la “postura mindful”.
¡Buena práctica!
Javier Aguirre Helfmann
Facilitador Mindfulness Infantil
contacto@mindfulness4kids.cl