Por: - Septiembre 26th, 2015 - Sin Comentarios »

Las maravillosas diferencias y similitudes entre mis dos hijos

Hija mía, yo sinceramente me pasé todo tu embarazo pensando que vendrías a dar un tono de quietud y solemnidad a nuestra familia, que serías la “seria”, la que calmaría a tu hermano que es un pequeño torbellino y que, buscando cosas de tu signo zodiacal, capricornio, serías determinada, estudiosa y observadora (No es que siga estas cosas pero sonaban tan bonitas cuando las leía).

Pues bien, a tus nueve tiernos meses, he tenido que cambiar mis proyecciones que tenía sobre ti, eres adorable, pero por Dios! eres mi segundo torbellino. Desde que te despiertas hasta que te vas a dormir, todo contigo es un descubrir constante. “María pinzita”, así te pusimos con tu papá y “María Joaquina”, porque te pasas todo el día agarrando todo lo que encuentras a tu paso y si osamos quitarte algo, digamos que no sé, la tijera que quieres agarrar, tu grito de enojo nos deja perplejos porque no te damos en el gusto y así es como pasas a ser nuestra pequeña “María Joaquina”, ese personaje de Carrusel que prácticamente hacía lo que quería.

Tu hermano en cambio siempre fue más reposón y tranquilo a tu edad, él sabía que tenía a sus padres, abuelos, tíos y cuanto ser humano a su alcance, para entretenerlo y mostrarle el mundo. Ahora ya no es tan así, sí, eso ha cambiado, pero verte crecer a ti me hace pensar en lo diferentes que son.

Y no quieres gatear pequeña, eso no es para ti, te niegas a arrastrarte por el suelo, quieres caminar, nada menos, pero con tus patitas pequeñas apenas te sostienes, aún así igual no más te lanzas a la aventura y yo, tu pobre madre, paso todo el día corriendo detrás tuyo, apenas me dejas tiempo para preocuparme de la casa, tu hermano o cualquier otra actividad.

Mientras tanto, tu hermano mayor se lanzó a gatear a los 7 meses, nadie lo paraba y probaba todos los días una técnica diferente para poder llegar a ser un experto gateador, adoraba el suelo y usar como impulso cualquier mueble para seguir avanzando.

El “no” es una palabra que para ti es algo así como un chiste, cuando te digo que no a algo me miras y te ríes, no sé cuál es el chiste en verdad, pero te encanta reírte cuando escuchas el no y lo ignoras completamente pequeña.

Y bueno, con tu hermano, el no es también una palabra bastante sujeta a discusión, así que en esto debo decir que son iguales…maldición!

Tu personalidad es parecida a la mía, no te gusta eso de acurrucarte y dormir a nuestro lado, eres independiente y adoras dormir sola, que nadie te moleste. Traté de hacer colecho contigo y portearte y me mandaste a la punta del cerro con este tipo de apego, sencillamente no es para ti. Me acuerdo todavía cuando, con días de nacida, te dejaba a mi lado después de darte pecho y tú me estirabas la manito para separarte de mi y dormir tranquila. “Madre, mi espacio por favor”, me decías con la mirada y eso no ha cambiado. Yo sé que me adoras pero lo nuestro es de estar juntas y compartir cada una en su metro cuadrado.

Por eso hija querida pienso nuevamente que eres muy diferente a tu hermano mayor, que a sus tres años y medio casi aún se duerme todas las noches con nosotros y a las 3 o 4 am. sagradamente se pasa a la cama de sus papás y amanece siempre abrazado a su padre o a mi. Pienso además que tendré que estar siempre extra pendiente de ti porque tu personalidad será desafiante, de “déjame mamá que yo puedo sola” y de meterse en uno que otro problema. En eso también estaré ocupada con tu hermano porque ahí son calcaditos los dos, porfiados como su padre y yo, corregidos y aumentados.

La comida es un temón para ti, tú no perdonas una, cada 3 horas estás pidiendo tu leche o tu almuerzo o cena y por supuesto el postre, buena para comer saliste y no me costó la lactancia como con tu hermano, tú siempre la tuviste clara desde que naciste, para crecer hay que comer y punto.

Y a veces reflexiono que parte de lo que eres es por como te tocó ser la segunda hija, la que no tuvo toda la atención del primogenito, la que tuvo que muchas veces esperar a ser atendida porque tenía a tu hermano mayor del cual preocuparme y si, hasta hoy, no le pongo atención a sus necesidades primero, el terreno se complica durante el día porque sus celos son algo complejos y como me aconsejó alguna vez una mamá amiga con experiencia y años de circo, “el mayor va primero porque él no se va a olvidar nunca si no lo pescaste cuando lo necesitaba, la guagua olvida”.

He tratado de dividirme en dos pero no siempre se puede, y temo que eso alguna vez me pase la cuenta. Aunque al analizarlo un poco mejor no creo, porque tú pequeña Amalia, no dejas indiferente a nadie y te has hecho un lugar en el mundo con tu increíble personalidad y simpatía…por eso y por todo, pucha que te quiero hija!

Relacionados