¿Por qué estamos las mamás tan cansadas? (Y qué hacer para solucionarlo)
Cuando las mamás decimos que estamos cansadas, siempre habrá una respuesta casi automática del tipo “pero descansa un poco” o “trata de quedarte dormida más temprano” o “date un tiempo para ti”, “come mejor”, “haz ejercicio”, ¡uf! Podría seguir con esta lista interminable de soluciones a nuestro estado semi-permanente de cansancio ante un presente de madre a full, criando un bebé o niños pequeños, más todas las demandas que la maternidad y la vida exigen.
Pero lo cierto es que no es tan fácil dejar de estar cansadas, no existe un remedio mágico o una acción que nos saque de ahí. Sí existen en cambio situaciones que en la medida en que vamos aprendiendo a identificar, nos darán algunas señales para darnos cuenta de cuánto nos está afectando en nuestro ánimo o energía el nivel de cansancio al que estamos expuestas.
Acá algunas razones de este cansancio y efectivas soluciones o propuestas de soluciones para poder combatir este estado.
1. Las mamás estamos en un permanente estado de vigilancia. Desde incluso antes de tener a nuestro hijo, nuestros sentidos se despiertan y nos convertimos en una especie de ninja en versión madre. Y ya al ser mamás estamos demasiado pendientes del entorno, de todo lo que pasa alrededor de nuestro hijo o hijos y con ellos al mismo tiempo.
Tratamos de ir un paso adelante en cuanto a resolver sus necesidades y eso termina pasándonos la cuenta al final del día. La vigilancia en exceso, de sentir que no podemos darnos ni un minuto de descanso porque estaremos “bajando la guardia”, puede desencadenar un estado de hiper-vigilancia que a su vez, conlleva problemas más serios que requieren de atención médica y/o psicológica, por lo mismo, es necesario estar vigilante como siempre pero no irnos a los ya conocidos extremos maternales.
2. Las mamás no “nos apagamos” nunca. ¿Les ha pasado que cuando al fin pueden dormir tranquilas resulta que se acuestan y no pueden “apagar” su cerebro? Está demasiado activo y por más que trates de bajar la guardia no puedes, esto pasa porque durante todo el día está sobreestimulado entre las miles de cosas que tenemos por hacer y cumplir, ya sea con los niños, el trabajo, la casa, la familia, marido, etc. Un buen consejo que he aprendido es acostarse y anotar todo lo que tenemos que hacer al día siguiente y con eso tratar de dejar de pensar en ello por la noche, porque ya quedó escrito y sabes que no se olvidará y así “apagar” por un momento el cerebro.
3. Las mamás dormimos poco y eso afecta. Dormir lo suficiente tiene comprobados beneficios para la salud de las personas, pero cuando se trata de los padres, la situación cambia y en general, la regla pasa a ser es que se duerme lo que se puede no más y si son 4 horas o 6 es un verdadero milagro. Digo padres en plural porque acá mi marido también pasa de largo o no duerme nada cuando los niños están enfermos, así que en esto de no dormir, la situación es compartida. Aprovechar los momentos de descanso es importante para desconectarse un momento, tratar de dejar un día si es que se puede para hacer una siesta, para acostarse temprano, apagar la TV, el teléfono, dejar todo lo electrónico de lado en la noche es un gran paso para lograr descansar.
4. Las mamás podemos no estar alimentándonos correctamente. Cuando me convertí en mamá, juré y requetecontra juré que JAMÁS me saltaría una comida o dejaría de alimentarme bien y en a veces, (sobre) abundantes cantidades, pero la maternidad y sus sorpresas en el tiempo ha dicho otra cosa y más de alguna vez me he dado cuenta de que no almorcé, no cené o no tomé desayuno correctamente o lo que es peor, me como las sobras de la comida de mis hijos y luego ya no tengo hambre para cenar. Por lo mismo, he aprendido a que debo tratar de ser ordenada con las comidas, comer para tener energía y sentirse bien y cuidarse de paso en el peso desde luego.
5. Las mamás a veces no expresamos nuestros sentimientos o lo que nos pasa. Porque al parecer ser madre nos quita la posibilidad de quejarnos o si lo hacemos “somos lloronas”, “nos quejamos de nada” o “exageramos”. Y esto nos afecta, vaya que nos afecta, por eso es tan importante tener a tus amigas, a tus amigas mamás, que estén pasando por momentos parecidos a los que estás viviendo, que te escuchen sin juzgar (si tienes a ESA amiga que te critica todo o que ella siempre haría algo mejor que tú, dile adiós para siempre) y que por sobre todo, te den ánimos para seguir adelante cuando estés cansada o también que te ayuden a desconectarte y descansar por un momento y volver a tu rutina con las pilas en 100%.